domingo, 27 de febrero de 2011

¿Recuerdas?


                                                                         Connie Tapia Monroy


¿Recuerdas aquel lugar donde solíamos empuñar las canciones en nuestras manos, saborear el sucio sonido de la guitarra eléctrica, aspirar el humo del cigarrillo ajeno, beber esa botella de ron que pasaba de mano en mano? 
¿Recuerdas que aquellas canciones nos encontraron, cuando buscábamos alimentarnos de nuevos sonidos? ¿Recuerdas ese día que por primera vez nos miramos? saqué un mechón de cabello que molestaba tu rostro, esa fue la primera vez que mi mano rozó tu piel. ¿Recuerdas que muy cerca niños jugaban y gritaban, era un día de verano, febrero exactamente, te regalé un libro con hojas de roneo, era un libro barato, de mala calidad, con poemas y cuentos en el interior también de mala calidad, sin embargo tu lo recibiste con alegría, se suponía que cambiaríamos un tape o un CD, sin embargo a cambio de eso te di un libro de mala calidad e igual sonreíste y como agradecimiento me regalaste el primer beso? ¿Recuerdas que desde ese día ya no dejaste de llamarme?

¿Recuerdas que a los pocos días estabas aterrorizado? decías que solo éramos amigos, que ella aún estaba en tu corazón, yo te dejé tranquilo con tus recuerdos, me fui de viaje por largo tiempo y al volver aún era tu amiga, siempre fue así, una amiga que solo querías proteger, siempre repetías que tu misión era cuidar a la dama blanca del bosque. ¿Recuerdas cómo me acurrucaba atemorizada en tus brazos? ¿Cómo podía dormir con mi cabeza apoyada en tus piernas?

Recuerdas la primera película que fuimos a ver juntos, el primer helado, la primera barra de chocolate, la primera canción. ¿Lo recuerdas? Recuerdas aquellos poemas que deposité para ti en el buzón de correo en sobres de color. Esa fue la vez que logré que me miraras nuevamente y creo que esta vez ya no fue solo como amiga.

Recuerdas el viaje a Isla Negra, donde nos sentamos por horas en las rocas frente al mar, donde en silencio observábamos las olas romper junto a nuestros pies, mientras unas tímidas gotas de sal caían en nuestros rostros.

¿Recuerdas cuando una llamada telefónica cambió nuestro destino y decidimos estar juntos para siempre? Que peculiar forma de hacerlo, siempre te costó mirarme a los ojos, incluso para las decisiones importantes, sin embargo eso jamás importó. No pasó mucho tiempo después de ese episodio y en un pequeño cuarto comenzó la historia más importante de nuestra vida, solo tú y yo en nuestro universo. Nos amábamos, eso era lo importante.

Faltaron muchas cosas, faltó el trabajo, el dinero, pero no importaba, eso era lo de menos, ya que día a día nos amábamos más y más.

Aunque no sé realmente que pasó al transcurrir el tiempo, no lo sé. No recuerdo exactamente cuando mi cama se quedo vacía y no sé realmente si ese día tomé o no mis maletas o simplemente decidí seguir. Creo que tampoco recuerdas el día en que me llamaste Nora por primera vez y comencé a vivir en la Casa de Muñecas. 

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