sábado, 7 de abril de 2012




Revista del Círculo Literario de Maipú

7 de abril de 2012

Escriben:

Enrique Darío Lamas - Emilia Páez Salinas

Yorka Gallegos Urzúa - Elisa Alcántar

Carolina Rosales - Amanda Espejo

Rolando Salas-Cabrera Melania Tello Romero

Julio Abel Sotomayor



http: //revistapalabrasclit.blogspot.com - correo electrónico: sinalefa25@hotmail.com

EDITORIAL



•             Un verano  muy  caluroso  nos  desembarcó  en  este  comienzo  de  Otoño  y  nos  encontramos  en  el nuevo  año  con  el mismo  posicionamiento  como Circulo  Literario, prácticamente  en off-side  si  no  tuviéramos  una  conexión  con  la  Biblioteca  Municipal.  Como  no podemos  luchar  contra los molinos  de viento, tendremos  que  esperar hasta  la nueva  definición  electoral  en la  comuna.
•             

              El  agrado  de vernos  y  rencontrarnos  en la primera  reunión  revive  la  complicidad de sentirnos poseedores  del encantamiento  por  la  lectura  y la  escritura y de intrusear  en todos los  géneros  literarios. Esto  tiene  relación  con la  actividad  de los  insectos  en  esta  época  en  que  ellos hacen zapping  en  todas  las  flores  que  están  a  su alcance  en ese  concierto  de  ocre  y amarillo. El  moscardón  y la abeja buscan  su alimento  y  en esa infidelidad  está  su razón  de vivir. Sucede  esto  también  a nuestro  pensamiento porque  la  infidelidad  a prejuicios, supersticiones, le ha permitido  explorar  el universo. Entonces  podríamos  inferir  que  la  infidelidad  es  la  madre  de la  ciencia.

 


•    E. Lamas

LA SIMULACIÓN (Del estudio sobre Genética de la Cultura)


        
 Enrique Lamas Morales

Uno de los surtidores  más  importantes  del espacio-tiempo  del mundo cultural, que  emana  como todos  los demás, del  territorio  afectivo  de la psiquis  humana, es el de  la simulación. Puede explicitarse  también como  la conducta  de tomar  un rol  o de realizar  una  actuación  en reemplazo  de  otra  muy natural  que  manifiesta  emociones .Estas  son estados  afectivos de origen innato, respuestas o reacciones de función  adaptadora de nuestro  organismo  a  lo que  nos rodea. La simulación como también la  imitación, la emulación, la subordinación al dominio, la mitificación  etc.,etc. , son  conductoras  del flujo  de  la “energía psíquica” (Freud).
         
Estas adaptaciones  revelan una capacidad  simbólica que  otros animales  superiores  también  poseen. Son  los  que  se revelan  en las  situaciones  de  caza  o de confrontaciones  entre ellos, lo que  confirma ,por otra parte, que  el comportamiento  animal obedece  en mucho más  a lo impreso  en  los  genes  que  al aprendizaje  social.  Los niños   muchas  veces  cuando  han realizado  algunas barbaridades  e intuyen  un castigo, se echan a la  cama  y simulan estar dormidos; así se ven tan indefensos  que  el castigo  se aplaza.
       
 Como vivencia  la simulación no debe considerarse  un engaño. Existe  como falsía  cuando  hay una preparación  fabricada  por  la inteligencia para  engañar  a otra persona, o en política  a la gente , o  en  los  cultos  religiosos  a  los creyentes y  en el comercio a los incautos compradores. Interesa aquí  entenderla  como el arte de la representación.
       
La simulación  también aparece  como  un lenguaje  especial, gestual  en  la mímica  y en  la comunicación  de  los  sordos.
      
Hay  otros  generadores  de cultura  que  en ocasiones  van  asociados  a  ella, pero  sólo  indirectamente  como  sucede con  la  imitación.
      
Una antigua teoría  que    fundamenta  la  actuación  de  los actores  y  la puesta  en escena  de las obras  de teatro,  es  la  teoría  de las  emociones  de James-Lange. Dice popularmente   que “no lloramos  porque  estemos  tristes, ni  huimos  porque  tengamos  miedo, sino que estamos tristes porque  lloramos  y tenemos  miedo porque  huimos “. Esto  es  un abuso  de  la  estrecha  relación  entre los fenómenos  fisiológicos  y  hormonales que  acompañan  la  emoción ( ojos bañados  en lágrimas, el temblor  de  las piernas, rostro desencajado, palpitación  acelerada  del corazón  etc. etc.). La verdad es que  existe una  emoción revivida (ya que ella  se manifiesta  como un impacto repentino  que remueve y perturba  el estado  de relativa  homeostasis  afectiva las que siempre dejan profundas huellas en la memoria) mediante la simulación   de las manifestaciones  fisiológicas  y  corporales.
        
Maestros  expertos  en la  actuación  pueden  recurrir  en  escena  a  su archivo  personal, biográfico de  sus vivencias  emocionales  y revivir  a  voluntad  las  perturbaciones  afectivas adecuándolas  a los  momentos  y pasajes  de  la interpretación  escénica.
        
Los  grandes dramaturgos  y comediantes, recordemos  a  Shakespeare, a Moliere,`tenían un vasto conocimiento empírico  de  la  representación  de las  emociones  y  los  mejores  actores   y actrices  de todos  los tiempos sabían de la conexión  bipolar  entre ellas y como  trasladarse  rápidamente  de  una  a  la opuesta ,según el dicho :”de la risa  al llanto  no hay más que un tranco.”
        
Sin embargo la simulación abarca  muchos  ámbitos  sociales y no solamente  es exclusiva  del teatro, el cine,  las teleseries, pues  la encontramos  también  en  el juego  con los trucos, en  los  deportes, donde  reciben  el nombre  de estrategias, en  las liturgias  religiosas, en los  ejercicios  de guerra  en los  cuales  la  simulación  pasa  a llamarse  simulacro, en las relaciones  diplomáticas, con las  reverencias que los  japoneses  especialmente practican, ya que  con  esas curvaturas  y  flexiones indican reconocimiento  y respeto. Lo simpático es  que  en  las luchas  orientales (como las  del  kárate),un segundo después  de  las  reverencias  se lanzan  feroces  patadas.
       
La simulación  de las  emociones  de  pena, de tristeza  y de alegría  y contento, están  acompañadas generalmente por el fenómeno  del contagio, recurso  utilizado   a  granel  por  los  humoristas en  los espectáculos, porque  es  verdad  que  la  risa  es contagiosa. Pero la tristeza, la pena también  se contagian. Recordemos que   en  otros tiempos, para los  funerales  de difuntos  ilustres, se  contrataban  a las  “lloronas”.  
       
En  los  diversos  países, comunidades  y pueblos, las  costumbres  cambian y la cultura  misma  no  se  pierde y tiene  mucho  de reciclable;  mas  bien  algunos  modos  pasan  a la sombra  o  al desuso. Por ejemplo los  estudiados   discursos funerarios  a  los personajes  ilustres  en  los  que  los oradores  soltaban, a  lo menos, una media  docena  de  latinazgos,  van poco a poco  morigerándose  y no sería  raro que   pronto  veamos a  los jóvenes cambiar el  homenaje  por  el  rítmico  recitado  de  un  hip  hop.
       
A fines  del mes  de Diciembre del año recién pasado, se efectuaron  en Corea  del Norte los  funerales  del  líder, casi rey, o dictador, el gobernante Kim  Jong  II . Para  poder  comprender  las  manifestaciones  de  pesar  que  duraron  más  de una  semana , y fueron  televisadas  y por tanto observadas  en  todas  partes  del mundo ,es  necesario  un previo dibujo  del contexto social  y político de  esa nación . Como es sabido  existe  la  separación entre  las  dos  Coreas. La  del Sur  recibe  ayuda  y  es  la  favorita  de Washington D.C. En cambio Corea del Norte, recibe  el paraguas protector de China.

         
La  guerra  permanente entre  ambas  ha alcanzado  hasta  hoy  escaramuzas  sin llegar  a desatar  un conflicto  total .Pero esta situación  ha  obligado  al pueblo  empobrecido  de Corea  del Norte  a sostener  fuerzas armadas que significan  un gran costo .Pero  el miedo  a una guerra  obliga  a esa nación  no solo  a  mantener  un  ejército  competente  sino  especialmente  a un horizonte de unidad nacional  que permita  el sacrificio, la  cooperación  y  la identificación   de  la  gente  con sus  líderes.
       
Las manifestaciones  de dolor de ese  pueblo, aunque  nunca  conocieran  al  líder  fallecido o hubiesen mantenido  una  relación personal o familiar con el difunto, tienen  un carácter  genuino, porque  las  emociones  en  cantidad y calidad  siempre  son auténticas.
      
 Por  eso  resulta  malévolo  el  comentario  de  un  periodista  diciendo  que  a  los  que  no  lloraron  lo suficiente,  las  jefaturas lo condenarían  a trabajos  forzados .
      
Ver  las imágenes   en  el  acto  de simulación  colectiva  llorando  a mares, podría  resultar  hilarante  para  algunos . Pero  las   convulsiones  y gesticulaciones  que  recuerdan  al  movimiento  de  las  marionetas  en  el  teatro  de títeres, mueven  mas bien  a considerarlo grotesco  y, lo  grotesco,  no  produce  risa.
       
Cuidado!  Tanta  acumulación   de emociones  negativas, pueden  conducir  a  una  depresión  colectiva  lo que  es  muy riesgoso  para  un pueblo que necesita  defenderse   y luchar  para  sobrevivir.
       
Tanta  simulación  y  acumulación  de  pena, da pena.




PRIMER LIBRO DEL AÑO










Ha sido la primera publicación en el 2012 de una socia del Círculo Literario. Se trata de la joven Carolina Rosales Stevenson, que ha presentado su colección de poemas “El día después de ayer”, en el acogedor escenario de la Casa Fawaz, que siempre tiene las puertas abiertas a la poesía.

Este estreno en sociedad literaria se efectuó el sábado 17 de marzo cuando Carolina leyó el texto completo de su obra,  acompañada por un músico al teclado y junto a un hermoso traje de novia que presidía el acto.

A continuación, el prólogo de Patricia Franco que se leyó al comenzar el acto:

El esperado primer libro de Carolina Rosales Stevenson, “El día después de ayer” es una serie de 20 poemas, escritos en primera persona, algunos en verso libre, otros rimados. Cuenta una historia de encuentro y desencuentro en forma fluida, rítmica, a través de versos cortos y veloces, especialmente al inicio que se insinúa como un juego de humor.
En el poema III, se emplean series de enumeraciones que parecen lanzadas como flechas para remecer a quién lee, al comenzar esta lucha de poder que surge de la relación entre las personas, donde las palabras van tejiendo una red para atrapar a otro que quizás no quiere ser atrapado.

Llegando al poema VII - Noche, el hablante describe sus ansias de recuperar lo perdido: “…quiero otra vez hacerte entrega / de un alma solitaria / de un corazón corrompido por la pena. “ y la ofrenda última:
“A tus pies está el cáliz / de esta alma y su cuerpo / Tómalo, bébelo / Esta es mi sangre / Yo soy el cordero.”.

A continuación se presentará la aceptación de la derrota, la llegada de la tristeza: “Silente por mi mejilla / una lágrima resbala… “, para dar paso a la desesperación, el delirio, luego el análisis, la toma de distancia, el sarcasmo, hasta los versos finales que cierran este poemario con la vuelta a tierra.

Carolina Rosales ha logrado exponer a través de esta poemario, una sucesión de sentimientos descritos con pasión, logrando que sus lectores vibren al sentirse identificados con la historia que cuenta.

Son versos que se leerán una y otra vez, como corresponde, para llegar a la plenitud de su significado.


DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER






                                      .


              Ocho de marzo, el mundo rompe su rutina. En diversos países, el Día Internacional de la Mujer es parte de la agenda gubernamental, los comerciantes se frotan las manos, algunas tiendas hacen descuentos en el vestuario femenino. Sin embargo, esta conmemoración es mucho más que eso. Es la suma de
 incontables luchas que a lo largo de la historia han emprendido las mujeres, es el sacrificio de vidas humanas y esfuerzos sostenidos en el tiempo.
               En lo personal, ese día tuvo un sabor diferente, fui invitada a compartir  con un maravilloso grupo de trabajadoras, que pintaron la tarde con su alegría y espontaneidad.
                Nos juntamos en la población Zaror,  calle Los Geranios. Allí funciona la sede del Sindicato Unificado de Trabajadores C.I.C cuyo presidente es: Osvaldo Montecinos, el secretario: Ramón Sánchez Yáñez y el tesorero: Roberto Toledo Banda. Como primera directora  está una valiosa mujer, poeta y sindicalista, mi amiga María Soledad Albert Ramírez, el segundo director es: Diego Riquelme Sánchez.
                El acto lo organizó la Comisión de Cultura del Sindicato. Qué hermoso ver que la Cultura, tan postergada en nuestra tierra, tiene  un papel importante en la organización de este sindicato. En la comisión cultural trabajan Juan Carlos Iriarte Palma, Jorge Guajardo Araya y María Soledad Albert.
                Las homenajeadas, aparte de mi modesta persona, son trabajadoras de la Planta de Colchonería (sindicalistas), las compañeras del Sindicato Comercial C.I.C. que agrupa a vendedores y administrativos, las señoras del Casino Apunto y trabajadoras de N y S Aseo, que aún no están sindicalizadas.
                Resulta gratificante ver, en un país que todavía no logra sacarse el machismo de encima, a un hombre con delantal, él ha preparado los canapés y yo, la muy burra no le pregunté el nombre. Gracias compañero, estaban deliciosos. Pero no es el único, otros preparan tragos, sirven bebidas, ayudan en los últimos detalles del homenaje. Han ordenado la sala, que está muy limpia, trasladan sillas y bandejas.
                De pronto ocurre lo inesperado. En un dos por tres las mujeres toman sus sillas colocándolas  alrededor de la mesa. Voces, aromas, risas y brindis, llenan el ambiente. Parece una colmena anclada en esa tarde de marzo. .
                Luego anuncian que el acto va a comenzar, nos acomodamos  lejos de la mesa, vacía, sin manjares, sin nada. Bienvenida, reseña histórica y video acerca de las luchas femeninas. Después Osvaldo, el presidente, dice entre risas, que nos comimos todo al principio y que el cóctel  era para el final. Sus palabras son recibidas con carcajadas, estamos contentas.
                Después David Castro, María Teresa Neira y Franco Vega  entregan sus voces y refrescan el ambiente con las canciones. Lupe y otras señoras bailan cuecas con los trabajadores. De repente ¡milagro! aparecen más bandejas con exquisiteces. Lento, el sol se retira, un tanto envidioso, porque su luz no es necesaria en esa sede que tiene  luz propia, un grupo humano cordial y solidario.
                Más tarde nos vamos, algunas a sus casas, otras a los trabajos. Todas llevamos una rosa roja que  nos han regalado.
                Quiero agradecer al sindicato su cordial invitación. Sinceramente fue muy grato para mí compartir con ustedes. Muchas gracias.


                                     Emilia Páez Salinas.

               



COLORES PROPIOS

El Taller de Narrativa de la Biblioteca Municipal, dirigido por Lorena Díaz Meza tuvo la feliz iniciativa de autoeditar un libro objeto a fines de año: “Colores propios”.

Les felicitamos por lo logrado y copiamos aquí el relato más breve del conjunto:

MALICIA

 
Leonardo Fuentes Metayer

 

Aquel día el padre Ignacio salió a caminar y unos bandidos lo atacaron sin compasión, dejándolo muy herido. Dos feligreses lo ayudaron, llevándolo a la parroquia donde estaba Lilibeth, quien al verlos dijo:
“Gracias, gracias, vecinos…miren cómo lo dejaron esos infelices ¡Pobre padrecito! Pero aquí estoy yo para curarle sus heridas”. 

Después de acostarlo en la cama, Lilibeth descubrió su espalda y al colocar sus manos sobre ella, éste lanzó un quejido de dolor. Luego se quedó dormido.
Mi vida, estás en mis manos, ellas recorrerán tu torso, curaré tus heridas suavemente, te haré mi hombre, nos iremos de aquí, te daré muchos hijos y seré tu esposa, tendremos una casa con vista al mar…
 
- Toma, aquí están las vendas – exclamó de pronto una señora que entró a la habitación.

SALVA

                      Elisa Alcántar



Y fuiste condenada
y amamantaste la vida
y cobijaste la semilla
abriste la tierra con tus manos
y el dolor fue tu cobijo.
Llena eres de gracia
mujer y melodía
bendita entre las serpientes
excluida del paraíso 
eres un mar de emociones .
Ruegas por tu vida
en el celo del fundamentalismo ,
tu cuerpo que no es para ti
lo debes vestir con las reglas que amordazan,
y sigues siendo condenada
después de dos mil años,
mirada de mujer
pecado por saber
vínculo con lo profano
eres la mitad del cielo
Diosa de lunar estela

lichazul © elisa

DUELO DEL SIGLO XXI

     
   Carolina Rosales Stevenson



¿Cuánto pude haber querido?
Nunca sospechaste cuanto pudo ser
¿Cuán felices hubiésemos sido?
Ni siquiera yo puedo deducirlo.
Tanto, tanto, tanto…
¿Para qué?
¿Para quién?

Tantos desconocidos: tanto regalado y extraviado…
Tanta desazón que se amarga con el paso de los años
hasta que ya no sabe a nada…
Tanto apesadumbra ésta, mi pasión,
que nunca fue importante para tu corazón,
salvo para alimentar tu ego hambriento
de hombre malogrado por la vida…
Ínfimo tiempo malgastado
en palabras vanas
en mentiras endulzantes al oído
proxenetas de mañanas, tardes y algunas noches
que prometen  eso  llamado “amor”  que no es más
 que un montón de historias de antaño hechas leyenda
y convertidas en mito  gracias a la senda de la modernidad...

¿Cuánto pude haberte querido?
¿Qué tan “maravilloso” pudiste ser para mí?
Permíteme responder como a los machos  pávidos  y fútiles 
que el siglo XXI espera  de cualquier mujer:
¿Qué tanto te importa concha de tu madre como sea yo?

POEMAS DE YORKA GALLEGOS


TARDE DE INVIERNO



Caen lentas las horas
y el poder de las aguas
convierte en río las calles

Aquí dentro
arde la chimenea
empañando cristales
la familia en pleno
el cansancio

Café Forte invade la casa
y un pastel de naranjas
pasea su aroma
al latido de las palabras

Caen lentas las horas
en esa plaza sin  nombre
columpios vacíos
mecen la pobreza
sin risas ni llantos



 DIMINUTA MARIPOSA    (a mi nieta Amanda)



La oruga ciega
resiste movimientos ondulantes
cercano a la muerte
mientras tú, Amanda
duermes sobre sábanas rosa

La oruga entrelazada en dos ramas
perfora hojas
come y come
mutando la translucida crisálida
que se desprende del abrigo
envejecido al sol

Acaricio tu piel de terciopelo, Amanda
con estas manos ajadas
el rubor con la lluvia
se desliza en tus cabellos
y tú vuelas, Amanda   
sueñas desconocidos mundos
pintando de mariposas el aire

DOS POEMAS DE ROLANDO SALAS-CABRERA



Primavera

Los almendros florecen,
se me cubren los ojos
con sus cabellos rosas.
Tras una larga asamblea
los pájaros regresan
a depositar
entre las ramas, su canción de amor
inacabado.
No se detiene el mundo
en sus encargos:
la flor, la rama,
los hijos diminutos que vuelven del invierno;
el rocío que acude por la noche
a temblar en mis manos,
las lejanas voces de los grillos,
las preguntas que formula el viento
y que nadie responde
porque las respuestas
se quedaron muertas.

Vuelve la estación de los Encuentros.
La loca sonatina de la aurora.
Calienta el sol los pliegues de la tierra,
se mueven, se desplazan
vestigios infinitos
que otra vez son comienzo,
libélula, botón recién abierto,
saludo matinal del universo.
Hasta la piedra, siempre grave,
luz recatada, inexpresiva,
se estremece,
recorrida por el claro temblor
que el aire anuncia
con la voz del viento.

La urdimbre de los sueños
me transporta,
pido perdón a mis muertos,
a mis sombras;
en miríadas de luz,
regreso a mi antiguo corazón
abierto,
a la suave pendiente de los besos,
al ánfora rosa en mitad de la noche,
a la dulce morada del
milagro.

Tu risa.

Y tienes una risa tan linda!
Una risa que me llena la tarde.
Una risa que me cubre de besos
este dolor que antiguo se desnuda.
Ya sé que casi no hay enigmas,
que callados se asoman sólo a veces
y te platican como si tú fueras
un ángel que se quedó penando
en este valle de lágrimas y risas.
Yo te confieso mis pálidos secretos.
Nada especial, sólo anhelos que dormitan
y se van poniendo viejos con el tiempo.
Son pláticas de amor, algo tan simple, tan antiguo.
y no puedo decirte mis caricias
mirándote a los ojos.
Y aquí me quedo, desnudo como un tronco
guardando entre los labios
unos besos perdidos y el afán de
bogar dentro de ti, donde nadie ha llegado.
Donde descubrirás el vacío
que trae el amor
cuando es inmenso.
Ya lo ves, somos apenas una brizna de tiempo
y de suspiros. Y me voy alejando en silencio,
casi sin sueños, casi sin tristeza.
Casi enamorado.


AMANDA ESPEJO dos poemas



DE MI BÚSQUEDA
 

Hablaré en otra lengua
de palabra justa.
Talaré el tronco
podaré las ramas
junto al canto de los pájaros
hasta hacer del  bosque un claro.
Ya enfrente a la última doliente ave
abriré su pecho
y allí estará intacto
el significado del misterio,
tan veraz como inexplicable
a falta de la  otra palabra.




Amanda Espejo / Quilicura / Mayo – 2011


AL BARQUERO COMPASIVO


Llévame ahora, Caronte
cuando aún recuerdo tu nombre y el mío:
Amanda, el elegido,
los apellidos heredados lancémoslos al agua...
de nada sirven ni han servido.
Llévame ahora, Compasivo
cuando mis piernas aún pueden dar el gran salto.
No esperes las lunas tristes del mañana
en que he de reptar como un gusano.
Llévame ahora, Incorruptible
cuando aún persisten cuatro pelos en mi pubis
y mi pezón izquierdo, siempre más altanero,
camina erguido hacia lo inevitable.

Llévame ahora y completa
con cada parte de mis partes en su parte.
No me castigues con el desmembramiento
con el desarme de mi vida en vida.
Llévame con un algo de frescor en la memoria
para firmar así mis deseos de despedida:
Que nadie me recuerde, que nadie me olvide
Nadie más que NADIE estuvo siempre a mi lado.

Llévame ahora, Atinado
mientras ondean pañuelos blancos y besos en el puerto.
No me condenes a la humillación de sus espaldas...
Yo siempre miré de frente.
Llévame ahora hasta el abrazo de mis hermanos:
los que como yo, nunca aceptaron ni entendieron,
ni supieron descifrar la ausencia de sentido.
Llévame al dulce oasis de La Isla de los Muertos,
el lugar de llegada de donde nunca hube de partir.
Llévame a  recordar y reencontrar sus remansos
para refrescar mi frente y mis recuerdos candentes:
no hubo fuego que no se ensañara en mi pecho,
el hielo, sólo anidó en la curva de mi espalda.

Llévame pronto y en lento
mudo barquero de los mitos ciertos.
Llévame desnuda de subterfugios y aún de mis textos.
Estos, han de quedar en esta orilla,
dispersos de puerta en puerta
como herencia descartada,  no deseada
mas, a falta de referencias
única prueba confiable de mi inútil existencia.



Amanda Espejo / Quilicura/ 2007

DEL TIEMPO ANTIGUO (1)



                                      QUIJOTE.
                                                     
                                                         Emilia Páez Salinas


        En el amanecer del antiguo tiempo, tu hilachenta
        figura rasguña los árboles. Aquel
        corazón en ristre busca
        para regalarme
        un sol.

        No sabes que he viajado más allá de tu
        presencia. Ignoras que camino
        por fantasmales
        calles

        en la agonía de aquellas luces, vendiendo
        besos que ni siquiera
        has soñado.

        Y te grito desde aquí que sólo quiero
        diamantes y tarjetas de
        crédito, quizás
        un crucero
        por el
        Caribe.

        Caballero de la Triste Figura, duermo entre
        sábanas como
        la muerte
        negras.

        Tendrías que, guerrero en ruinas, saltar
        esta ruma de siglos para
        que tu cautivo sentir
        barriera aquellos
        molinos, gigantes
        de soledad,
        magos
        de la
        guerra
        y el
        terror.



                    

MELANIA TELLO - poemas




SENSACIONES

Que más da, si cualquiera de estos días,
me sumerjo en el mundo de las sombras.
Tal vez vuele al infinito, o me trague el abismo.
Sólo sé que es un paso hacia el olvido.
Que más da, si recuerdan mi existencia
o me traga el vacío en su memoria.
Sé que soy, que fui, y eso me basta.
Si volara hacia el cielo, que más da
y ya no soy terrena, soy celeste,
o broto en el desierto cristalina
o en la cumbre nevada de un volcán.
Puedo ser un ave de rapiña
o paloma enclaustrada en campanario.
Lo que haga con mis dudas, que más da,
si las arrastro o las ahorco en el árbol del recuerdo,
y me voy con el viento y con la lluvia.

INDIFERENCIA

Dame un motivo, una razón ahora,
antes que el sol se apague en nuestras vidas
y nos quedemos mirando el vacío.

Dame un motivo para justificar la angustia,
de noches sin estrellas
para soportar el ruido del silencio
que estremece mi puerta,
a las lenguas voraces que se agitan,
a los suspiros de mi almohada ausentes
y todo aquello que causa mi tristeza.

Dame un motivo, una razón…ahora.

DESAMOR I

En uno de esos días
en que nada tiene sentido
y las cosas se repiten y repiten
como un rotativo de cine.
Huiste cual ladrón
impulsado por el frescor
de una coqueta brisa.
ese día la tierra se ablandó
y mis pies se hundieron
rompiendo mi “aura”
hoy te siento en mi piel
como un tatuaje que se expande silencioso.

DESAMOR II

Oculta como lombriz
bajo una piedra
arrastro el tiempo
en esta ceguera sin límites
¡Si me crecieran alas volaría hacia el sol!
Tengo el cordón umbilical amarrado a mi cuello
y mi voz no sale de mi ombligo
¿quién me escucharía?
 una parte de la gente anda
de compras
la otra sumergida en Internet
y el resto bajo la misma piedra que yo,
¡Si me crecieran alas volaría hacia el sol!

Cuento - CONDENADAS



Julio Abel Sotomayor Campos




El cuaderno abierto, un lápiz en la mano esperando las palabras para justificar las razones de su decisión, tal vez esa explicación, reflexionaba, sirviera para que Dios perdonara el pecado que cometería.

En la mirada, en sus ojos húmedos, la abuela percibía el ruego de la niña. A pesar de ello, se inclinó, besó su frente y la empujó suavemente hacia la mujer y el hombre que la acompañaba. La pequeña agachó la cabeza y fue hacia la pareja.  Contestó con monosílabos dos o tres preguntas y luego caminaron en silencio hasta llegar a la casa. Al día siguiente retomaba la rutina cotidiana, levantándose temprano para ir al colegio y de vuelta efectuar una serie de labores domésticas que le encomendaba su madre, sin pérdida de tiempo para alcanzar a estudiar y poder cumplir con sus responsabilidades escolares. Si todo estaba en orden temprano, tendría tiempo para conversar un rato con su amiga, antes que llegaran ellos. Brenda, una niña  de trece años, uno más que Isabel, vivía en la casa contigua. Con  problemas similares, desde hacia un tiempo, entre ambas venían elaborando un plan para cambiar el curso de sus vidas.

Por la tarde, después de llamarla insistentemente, Isabel vio asomarse al hermano pequeño de Brenda. –Oye- le dijo el pequeño –mi hermana no está- -¿a dónde fue?- preguntó Isabel –no ha llegao, chao- respondió el niño y se metió en la casa. Muy intranquila se fue a su cuarto, acurrucada en el camastro dio rienda suelta al llanto contenido, secuela de los sobresaltos y fuertes emociones que a su corta edad sufría desde hacía ya largo tiempo. Se sintió sola y desamparada, con una intensa rabia hacia su amiga imaginando que la había abandonado. Después de los sollozos, más tranquila, pensó en que quizás Brenda tuviera que acompañar a su madre esa tarde, seguro la vería al día siguiente. Cuando llegó su madre con el hombre aún permanecía en el cuarto. La mujer le preguntó si ya se había acostado y ella respondió que si. La dejaron tranquila. Por la mañana, antes de marcharse al colegio, saltando la pared divisoria golpeó suavemente la pequeña ventana del cuarto donde dormía Brenda. Estuvo un largo rato, expectante, ansiosa esperando una señal, pero no obtuvo respuesta y se fue al colegio muy desanimada.

Isabel no hablaba con nadie en el barrio, la gente de ese entorno le provocaba desconfianza. Por lo tanto no tenía cómo averiguar lo sucedido durante los días que estuvo en casa de la abuela, a quién preguntar lo que había pasado con su amiga. Preocupados de su propia sobrevivencia y de sus vicios para mitigar toda clase de carencias, no era de extrañar la indiferencia de la gente, indolente a los gritos, llantos, disparos, personas corriendo por los estrechos pasajes, a ninguno llamaba la atención esos sucesos, habituales, cotidianos en el barrio. La madre de Brenda y su conviviente volvían tarde y generalmente borrachos, y a su madre no le importaban los vecinos. Cuando regresó de la escuela, Isabel encontró al hermano de Brenda y le preguntó por ésta, después de unos diez minutos, las incoherencias del pequeño no dieron ninguna luz sobre el paradero de la amiga, decepcionada, entró a la casa y comenzó inmediatamente a realizar las labores. Se movía de un lugar a otro como autómata, a ratos se pasaba una mano por el rostro para mitigar la comezón provocada por las intermitentes lágrimas que rodaban por sus mejillas.  Con la mente ocupada pensando en la suerte de Brenda no era de extrañar que a Isabel se le pasaran por alto algunas tareas, razón que tuvo  su madre para insultarla y castigarla golpeándola brutalmente. No obstante, por la noche no prestaba atención al intenso dolor de sus costillas que le quitaba la respiración, la angustia laceraba su pecho, un sabor amargo descendía por su garganta clavándole el esófago como agujas ardiendo. Sentada en el camastro una y otra vez se preguntaba -¿Dónde estás Brenda?-

 El viernes no asistió a la escuela, esperó en su cuarto hasta que el hombre y la mujer se marcharon para salir y estuvo todo el día pendiente de los movimientos en la casa de al lado. Perdida la esperanza se refugió temprano en su cobijo. Cuando llegó la pareja su pequeño cuerpo tiritaba sin control. Las groserías e insultos del hombre eran respondidos con actitud desafiante por la mujer y  éste amenazaba con golpearla. Así pasó un buen rato, entre tropezones, ruido de vasos, golpes en la mesa, hasta que se fueron acallando. Después escuchó risas y luego el silencio. Isabel aún no conciliaba el sueño cuando sintió golpear. Esta vez había asegurado bien la puerta. Se quedó quieta, sin respirar para no emitir un solo ruido. Luego de unos minutos escuchó unos pasos torpes alejándose.

El sábado cerca del  mediodía, luego que la pareja saliera, convencida de que Brenda había decidido marcharse sin ella, decepcionada, con una mochila a la espalda, Isabel salía de la mediagua. Antes de cerrar la puerta revisó el bolso asegurándose de llevar el frasco con los medicamentos para devolver a la abuela. Mientras caminaba pensaba en la forma de convencer a la mujer. Esta vez tenía que lograr que le creyera, era su última esperanza.  Después de un rato de golpear insistentemente la puerta una vecina se asomó para informarle que la mujer no se encontraba. Sentada en la cuneta frente a la puerta de la vivienda donde esperaba el regreso de la anciana, ensimismada en sus cavilaciones, no se percató de la llegada de su madre. Con golpes e insultos la arrastró de vuelta. La pequeña no sentía los golpes, en su mente sólo rondaba un pensamiento; esa noche de sábado no tendría escapatoria.

El humo irritaba sus ojos, el olor de esa cosa que fumaban el hombre y su madre y su aliento de alcoholizado, le producían  nauseas. Era la cuarta vez que volvía de comprar y al dejar la botella sobre la mesa, él la había agarrado apretándola fuertemente contra su cuerpo. Mientras con un brazo la afirmaba, deslizaba la otra mano desde sus hombros hasta los muslos, sus glúteos, la espalda. El hocico de esa bestia humedecía con su baba el cuello de la niña. –Deja tranquila a la cabra chica hueón- le dijo la mujer al hombre. –Ya, usted se me va a acostar al tiro- le señaló a la pequeña, luego de lo cual dio una profunda chupada a una especie de  pipa confeccionada con el papel plateado que viene en las cajetillas de cigarros y enseguida vació el vaso de una.

En el cuarto pensó en su abuela. La anciana no creía en ella. Tal vez era su culpa, pero, ¿por qué?, ¿de qué era culpable? y Brenda se marchó sola, no la esperó. Abrió la mochila y extrajo de ella el frasco de medicamentos que no pudo devolver. Esa vez en la casa de la anciana tuvo dudas y decidió guardarlo en su mochila. Ahora, mientras rezaba, fue tomando una a una las pastillas hasta que el pomo quedó vacío. La puerta se abrió sin trabas y el hombre se metió en la pieza, el cuaderno y el lápiz cayeron al piso. Al otro día se levantó sin tener conciencia de que había pasado la noche con un cadáver.

En el hospital donde se encontraba recuperándose de la violación de la que fuera víctima y del castigo recibido tratando de zafarse de las garras del  conviviente de su madre, Brenda se despertó inquieta aquella mañana. Cuando apareció la enfermera le preguntó si ya podía ir a su casa. La mujer negó aduciendo que los golpes que le habían propinado  eran demasiados y su cuerpo necesitaba muchos cuidados y reposo absoluto. Además tenía que tratarse con otros especialistas. Por la tarde no pudo controlar la ansiedad, aprovechando el cambio de turno se escapó.

Nadie pareció percatarse de su presencia, pasó como un fantasma hasta el cajón donde descansaba la pequeña Isabel para verla por última vez. El olor a vicio era insoportable. Levantó la cabeza y paseó sus ojos por los rostros enajenados. La abuela de Isabel se encontró con su mirada y bajó la cabeza prorrumpiendo en desconsoladores sollozos, tal vez arrepentida, con un sentimiento de culpa inútil.  Allí estaba quien la golpeara brutalmente unos días atrás por no acceder a sus requerimientos y la otra bestia, con la mirada turbia, inconscientes. Su madre y la madre de Isabel, de cuyos vientres brotaron ellas, parte de sus cuerpos, carne de su carne, vencidas  por el vicio, la droga que enriquece a seres inescrupulosos y autoridades corruptas. Se fue a la pieza de Isabel, allí tropezó con el cuaderno tirado en el piso, lo recogió y leyó: “Brenda:” y nada más.

No hacen falta las palabras, Isabel,  -murmuró Brenda-, las justificaciones, pedir perdón. ¿Cuál es nuestra culpa?, ¿qué responsabilidad nos toca en esta mierda? Otros, son otros los culpables. Con el cuaderno en sus manos salió de ese antro y se perdió en la noche buscando refugio y afecto en las calles donde deambulan sin destino otras Brendas, otras Isabeles…

                    

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REVISTA Nº 16     - ABRIL 2012
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