lunes, 19 de noviembre de 2012

PALABR@S 18




PALABR@S nº 18

Revista del Círculo Literario de Maipú
19 de noviembre 2012

Escriben:
ENRIQUE DARÍO LAMAS, MARIO CÁCERES CONTRERAS, PALMENIA SAN MARTÍN, CONNIE TAPIA MONROY, GONZALO FERNÁNDEZ BASTÍAS, MARÍA SOLEDAD ALBERT, JUANA VERGARA SEPÚLVEDA, CARLOS REYES CÁRDENAS, ELENA HERMOSILLA CISTERNAS, JUANA RUBIO PÉREZ, ANGELINA MILLA

Editorial








   El domingo 18 de noviembre, el Centro Cultural Profesor Manuel Guerrero Ceballos, efectuó la ceremonia de premiación del 20° Concurso Literario “Recordando a Gabriela y Pablo”.

   Durante dos décadas, esta destacada organización comunal, formada por Osvaldo Mora Rivas y Filomena Prieto Albrecht, ha fomentado la afición literaria de los vecinos de Maipú, muchos de los cuales han participado en talleres de poesía y narrativa para cultivar su afición,  hasta llegar, algunos de ellos, a la publicación de sus obras.

   En esta oportunidad, además de la premiación misma, se rindió homenaje a las personas que han apoyado de diversas maneras, la labor generosa de esta institución, que lleva el nombre del recordado profesor maipucino Manuel Guerrero C., - asesinado durante la dictadura - cuya memoria honramos.

   Palabr@s N° 18 publica esta vez, los trabajos que merecieron los tres primeros premios, tanto en poesía como en cuento.
¡Un saludo cordial a los nuevos creadores que han aparecido en el mundo de las letras de nuestra querida comuna!

La Mitificación II. Estudio sobre Genética Cultural.








La  Mitificación  II.  Estudio sobre  Genética  Cultural.


                                                                      
                                                  Enrique Darío Lamas


                      La religión  es el opio de los pueblos .K Marx.

                      Las  iglesias otorgan alivio a los afligidos y son el
                      refugio de  los  perseguidos. Muchos testimonios.

                   La religion  nést autre chose  q´un  ombre portèe  
                    de l´ universe sur l´ íntelligence des ommes.V.Hugo


…el hombre troglodita, refugiado en las cuevas naturales de las montañas, en las horadaciones  que los torrentes de los ríos dejaban, debe haber  sentido ya no el temor sino que el terror  ante  la furia  de los  elementos. En esa oscuridad las tempestades, los truenos y relámpagos deben haber  impreso en sus circuitos neuronales una interpretación de lo que ocurría. Evidentemente, para  ellos se trataba de un combate mucho más terrible que  una lucha de animales  salvajes, porque  se  mostraban poderes desconocidos: era la  lucha  entre la luz y la oscuridad. De ahí, a pensar  en seres sobrenaturales hay un paso pequeño.(*)  El mito es así considerado, un primer  intento para explicar los fenómenos naturales, pero  no es propiamente un ejercicio reflexivo.
          
Son tantos los misterios que el hombre debe  afrontar sobre el origen  del  universo, sobre  el ser y sobre su muerte, y si con ese final todo se termina o existe una sobre vida después de ese  término; acerca de una creación especial del hombre o de una evolución natural  endosable  al  azar con  tantos  saltos  al  vacío y  mutaciones  sorprendentes  que  parecen indicar un perfeccionamiento teledirigido. Además, misterios relativos al rol  del  ser humano en el planeta y tantos otros, que es inevitable pensar en la existencia de Dios o de  dioses.  Pero Dios no es  un  mito y ningún ser humano es cabalmente ateo desde el momento que advierte que  hay  causas  y  poderes  desconocidos que escapan a las posibilidades  humanas. Pero es sencillo  transformar  a Dios  en  un mito si lo imaginamos o  representamos  como  un respetable  caballero sentado  en un trono  aéreo con nubes blancas en su  entorno y observándolo  todo  desde  arriba. Complicamos el mito  si le 

damos  atributos  como la  omnisciencia y la omnipotencia y damos  detalles  de sus poderes. Si  a los  anteriores  le  agregamos  la  omnipresencia  podemos  caer  en  el panteísmo  y Dios  se nos  difumina  entonces, en  todas las unidades  energéticas  ordenadas  como  es  el  átomo. Si  lo pensamos  en  cada expresión
de  vida, el  encuentro con Dios será en  cada  célula  vegetal o animal y ergo, hasta  en  la  despreciada  cucaracha. 
            En  todas  las  civilizaciones podemos  distinguir a los  jefes  religiosos  que  se abrogan    la  representación del Altísimo y  después  de afirmar que  han  recibido  por  iluminación o  por  revelación  la orden  divina, para  ser  ellos  los  que  manejen y  administren las potestades de  el  o los  dioses,  idean  una  estructura  a veces  muy  complicada, para  asegurar  en  la población, el  cumplimiento de las  órdenes  de  las  divinidades. Para  esto  se instauran los  mitos. Conseguido  el  respeto a  los  dioses  y  a  sus  representantes  en  la  Tierra, los  mitos  encauzan  a los  grupos  humanos en iglesias o colectivos  religiosos,  donde  deben  practicar  rituales que fortifican su  fe y su necesidad  de creer.
           La  expresión  mitómano, como  equivalente  de  mentiroso  o de fabricante  de mentiras,  no  se  puede  aplicar entonces, a  los  fieles  que  han  sido  congregados  en calidad  de ovejas  por  los  pastores, que  son  aquellos  que manejan  el  conocimiento  de  la  divinidad. Los  mitos - como  la  castidad, la virginidad, el celibato, la concepción  no sexuada  sino  a través  del poder  de  la  mente  divina , los  mandamientos  de  la  ley  de Dios - se  construyen  mediante  cuentos  o  leyendas  de gran  belleza, que  son aceptados  íntegramente,  porque  no  se puede  dudar  de  las  revelaciones   que  han  sido  cogidas  por  los  altos  dignatarios.
           
 Miles  y miles  de mitos - en todas  las  civilizaciones  de todos  los  continentes ,en  todos  los  tiempos  históricos, vienen  desde  egipcios, babilonios, hindúes, cretenses, griegos, romanos, mayas, aztecas, incas, mapuches - avalan  la  tesis  que   presentamos  en  este  estudio;  esto  es,  que  la  cultura  no  una  y no  se  continúa  como  un  fuego  de propagación o  a  procedimientos  semejante  al  efecto  que  produce  el petróleo  vaciado  en  la  playa  por  un  buque,  que  todo  lo contamina.  Al  contrario,  la  cultura  y  la acumulación  de  mitos  nace  de  potencialidades propias  de  los  seres  humanos  y  hallaremos  en  todas  las  culturas los  entes  a  los  cuales  se les  atribuyen  poderes  sobrenaturales y  a  los  que  se les pide  protección o  ayuda  para  una  buena  pesca  o  una  buena  cosecha, o  para  sobrevivir  a las pestes,  peligros  a  las inclemencias  de la Naturaleza. 
De  modo  que  los  hombres  con  aptitudes  literarias, construyeron  leyendas para  entregar  trascendencia  y  asegurar los  dones que  esos dioses,  semidioses, superhéroes, magos  y tantos  seres  extraordinarios emanaban  o los  administradores  de  los  mitos  les  atribuían.  S. Freud,  en  su  libro “Moisés y la religión monoteísta”, incluye  a  los  volcanes  como  entes  que  por  su  poder  de fuego  y  destrucción  fueron  adorados  como  dioses  y  menciona  a Jehová como  un volcán  que  los  israelitas, en  su  época  de cautiverio   en Egipto, adoptaron  como  su  protector  (*  en  la línea familiar del Padre  o lo masculino ).






De  tantos  entes mitológicos es  conveniente  analizar  algunos  muy representativos. En  la Antigüedad,  Atlas  representa  la  explicación  pre-científica  de  un  gigante  de  extraordinaria  fuerza  que  sostenía  nuestro planeta  y  toda  la bóveda  celeste, y  así  impedía  que  cayera  al  abismo .En  las  islas  del  Caribe  y  en costas  atlánticas  de  Sudamérica  se  hacen  ofrendas  a   Iemanyá,  diosa  del mar, para  que  procure  a  los  pescadores  las  mayor  cantidad  de peces  para  el  sustento  de la  población. Y  no  es  esta  diosa  una  derivación  de  las  griegas  o  de  las nórdicas. Es  una  diosa   autóctona  y  auténtica.  Cuando   niños  nos  entregaron  la  leyenda  del  Arca  de Noé.  Este  mito,  como  la  mayoría  de ellos, tiene su  base en  situaciones  reales  que  el  hombre  ha  experimentado cuando  se han  enfrentado  peligros  como  grandes  inundaciones, maremotos, terremotos  y   las  familias  huyen  a  buscar  refugio  para  salvar  sus  vidas  y  la  de sus  animales domésticos  como  perros  y  gatos  con  la  dotación  de pulgas respectivas . Pero se hace  cuesta  arriba  imaginar  un barco  de tan  grandes  dimensiones,  llevando  parejas  de  todas  las  especies  animales, para  salvarlos  del  diluvio,  y además  construido  en  épocas  remotas  cuando  la  técnica  de carpintería  y  las  herramientas eran  rudimentarias . Pero  lo más  espléndido  de  este  mito  es  que  ricachones  ingleses de grupos bíblicos se  lo  tragaron  entero  y  han  organizado varias expediciones para  encontrar  los  restos  del Arca  de Noé,  lo  que  demuestra  que  los  mitos  no  se deshacen  fácilmente. Algo  semejante  es  el  mito  del Caballo  de Troya ,  fabricado  con   técnicas  de  ensamblaje  no  conocidas   en   esos  tiempos  remotos,  para  dejarlo hueco  y  esconder   adentro  muchos  soldados. Lo creíble pudo ser el regalo de  un  caballo tallado casi de tamaño natural, acompañado con algunos odres de vino, y  de esa  manera,  el  obsequio  pudo   haber  tenido  los  efectos  que  cuenta  la  leyenda.  Vivimos   en  estos  días  la  creación  de  un  mito  o  podríamos  decir  un  mito  en desarrollo. Se  trata  del  buque  Winnipeg  que  consiguió  Neruda  para  poner  a  salvo  de  la  guerra  civil  española  a  muchos  refugiados  que  llegaron  a Valparaíso. Sucede  que  la  cantidad  de  españoles  trasportados  aumenta  cada  día  más.  Y  ahora  son miles  lo  que  así  escaparon  de  las   masacres.
         Todos  los  humanos  tenemos  capacidad  de mitificar  y  de  aceptar  esas  creaciones también  como  algo muy natural.
        
La psicología  evolutiva  nos revela  el tránsito  que el  ser humano  recorre en las etapas significativas  de  su  desarrollo. En los primeros  ocho años de la infancia, un Ego vuelto al exterior expande una atmósfera  mágica al  manejar   un realismo ingenuo que consiste en atribuir  vida propia a todo  lo que  se mueve sin indagar  por  las causas, ya sea el movimiento del follaje de los árboles  impulsado por  el viento, o el movimiento aparente del sol y  de la luna y aún  el caminar  de la sombra a  un costado de su propio andar. Es  un Ego  esponja que  intenta  apoderarse de lo exterior .Así  nos  lo  dicen los  dibujos  de los niños en los  cuales podemos  admirar  el  sol y la luna  con rostros  humanos. Igualmente, otros elementos  del paisaje  muestran  un acentuado  animismo  infantil .El  anima  lo  que  para  los  adultos  es in-animado y  todos  esos  entes están  a  su alcance. Esta  mitificación  le  sirve  para  adaptarse al  mundo  que  le  rodea.
       
 Aparece  con  ese   animismo  la sensación  de  dominio,  pero  hay  una  segunda  funcionalidad  del  mito. Aquello  de que la  ontogenia  atraviesa  etapas  semejantes a  la filogenia cobra  veracidad .Los  pueblos  primitivos  tienen en  sus  tribus  y clanes  animales  protectores, los tótems.  Estos  le  procuraban  identidad  y  seguridad. Vivían  en  un mundo  mágico, con rituales, conjuros  y  hechicerías, para  alejar a supuestos  enemigos  invisibles, y  a otros  bastante  visibles.
         
 Los poetas  usan  estas figuras animistas. Neruda,  en  su “Oda al Mar”, pide al océano que  sea generoso  con los  pescadores y lo increpa por  no  entregar suficiente  alimento a las familias  que  sufren de  hambre.
           
El animismo no se pierde  totalmente  en  los  adultos. Muchos  conservan cábalas, fetiches  y  aún  rutinas (* eso  de  al  levantarse  apoyar  primero  un  determinado  pie en la mesa, antes  de comer  elevar una plegaria y muchas otras parecidas, como la  de los futbolistas cuando  hacen  una  buena  jugada levantan cara y brazos  al cielo  para  agradecer, ellos  sabrán  a quién, el acierto, las  que  cuando  se  olvidan  de realizarlas  decaen  en  la inseguridad.
         
 Es  la  época  aquella  en  la que  dos  mitos creados  por  la  sociedad, con  pretensiones  educativas  pasan  a ser  desmitificados. El  Viejo Pascual y el Viejo  del  saco, pariente  pobre  del  anterior, uno  que  entrega  recompensas  por  el buen  comportamiento, y  el  otro  que  criminaliza  las desobediencias,   son  desenmascarados. Los  niños  descubren  con  desconcierto  que  las  mentiras  circulan  a  su  alrededor  con  el mismo  desenfado que  el dinero. Pero  el  amor  que  sienten  por  sus  padres mitiga  esa  revelación  y  les conduce  al  perdón.  Aquí  se manifiesta o  nace el  raciocinio,  el pensamiento  reflexivo,  la crítica.
           El  contacto  social  en la  escuela,  las rivalidades naturales  entre  los  niños,  los  sacudones , tirones  y machucones  de  niñitas  y  niñitos  ayudan  a que  los  chicos  perciban  su  singularidad  y  que,  de pronto,  descubran  el yo  interno como  si  fuese  una luz  o  un refugio  interior.  Es  esa  vida  interior, ese  nuevo  punto  de vista,  el  que le  abre  las puertas  de  o  les  encamina  al  encuentro  con  su  propia  alma donde  siente  vibrar  sus  íntimas  y  personales  emociones. Los  padres  y   los  mayores  en la  familia observan  sorprendidos  cómo  el  niñito  destripador  de  sus juguetes, que  buscaba  el ánima  que  tenían  dentro  y  no  la  encuentra  porque  él mismo  se  las había  concedido,  de pronto  los  abandona y  aparecen  amontonados  porque  para  él  han  perdido  la  “gracia.” Entonces  le reprochan  que  los  haya convertido  en  basura. Comienza  la  desmitificación.
          
La  adolescencia, que  en oportunidades  se  inicia  tempranamente  a los  once  años,  acentúa el  pensamiento crítico  y  ya  la sospecha  se  extiende fuera  de la  familia  a  toda  la  comunidad  y  a  la sociedad entera. El  cuestionamiento  alcanza,  entonces,  al  sistema  y algunos  muchachos  llegan  al extremismo  anárquico. Dicen: es  necesario  removerlo  todo  desde  sus  cimientos; el  Estado  es  inútil  y   toda reglamentación  debe  suprimirse. Por  mi parte,  como  antiguo  educador,   he  sostenido  y  pregonado  hasta  la majadería,  que  debe  separarse  la  educación  del  adolescente  de  la  de la infancia  y  llevarlos  a  una  enseñanza  obligatoria  en  colegios  especializados  donde  mediante  equipos  de  profesores,  psicólogos,  orientadores  en  instituciones  públicas  y  gratuitas, puedan  los  adolescentes  encontrar  las  verdades  sobre  su  cambio  conductual . Colegios  caros  para  el Estado, pero  miles  de veces  más  caro  es el costo social  que  estamos  sobrellevando  en  criminalidad,  delincuencia, drogadicción, destrucción de las  familias, prostitución, abusos  sexuales, etc.
           
Si  bien  la  desmitificación  en  la adolescencia, va  acompañada  del  pensamiento  reflexivo y  la  psicología  evolutiva  señala que  el  pic  del potencial  del pensamiento lógico  se  da  alrededor  de los  15  años, no se trata, en verdad,  del ejercicio  de  la  duda  metódica  que  Descartes  planteaba. Tampoco del método  de investigación  científica,  en  cuyos  pasos  debiera  ese  estudiante  iniciarse, el  que  comienza  con  singularizar  el tema  o  determinar a  qué dominio o  sistema  pertenece,  sea  este  natural  o social. Después  encarar  las   cuatro preguntas  básicas,  a saber : 1) El  qué,  esto es,  qué   hechos, fenómenos  o acontecimientos  se investigarán 2) Cómo.  Cómo  se  han presentado   esos  sucesos, lo que  implica   estudiar  antecedentes, hacer  historia. 3) Los  porqué .  Significa  determinar  tendencias, desarrollo y  plantear  a que  leyes  ha obedecido en ese  transcurso. 4) Qué  ventajas  podemos  obtener  de lo anterior  y cuales  pueden  ser  sus  consecuencias  o  incidencias.  En estas  cuatro  etapas  se  constata  los   procesos  de  análisis  y  síntesis con  las  técnicas  de  observación, clasificación, selección,  comparación, interpretación  y  otras.
El  que  sabe  razonar  podrá,  entonces,  desmitificar  que  es  fundamentalmente  responder  a  la  cuarta  pregunta.
            En la  adolescencia  se establece  el  descreimiento  de  los  mitos  religiosos  y  se  cuestionan,  sobre  todo,  cuando  se  presentan  como  muy burdos  e impuestos  por  los  jefes  religiosos administradores  de  esos  mitos los que  imponen el  fundamentalismo. Esa   postura  fundamentalista  se dio  especialmente  en  la  Edad  Media  por  las  luchas en  las  cúpulas  de  los  administradores eclesiásticos  donde  hubo crímenes, envenenamientos, torturas  y  perseguimientos. Además de  las  sangrientas disputas  entre príncipes  que querían  obtener  la  ordenación  divina  y  las  contiendas  entre  papas  y  reyes, estaba la absoluta  adhesión  a  los  principios  de  la  iglesia-estado. En caso  de sospecha  de   infidelidad  comenzaban los procesos de  la  Inquisición  con  resultados  fatales  para  los  disidentes  de  los  dogmas y doctrinas  de la fe.  Un maniqueísmo  desatado  condujo  al  terror  en la población  creyente,  en  esa época.
          
 La  filosofía  consideraba  en  tiempos  pasados  que  toda  religión  se  había  quedado  pegada  en  la  Teosofía  y  que  ella  volaba  un  poco  más  alto. En  el  reparto  del botín  filosófico  de la  Hélade,  los  alemanes  se  quedaron  preferentemente  con  la  Ontología  y  les  han  dado  duro  a los problemas  del  Ser, la Nada, el  Tiempo,  hasta  Heidegger. Franceses  e ingleses  estudiaron  especialmente  la Gnoseología;  es  decir,  la  posibilidad  del  conocimiento y  de  la  Razón  como  rectora  del proceso.  A  Nietzsche,  dicen  sus  biógrafos, que  su  amigo  Wagner  le  reprochaba  sus  lecturas  de  Voltaire  y  seguramente,  de otros  filósofos  de la  Ilustración. El  rompimiento  entre  ellos, debe  haberse  producido  por  otra  razón. Se  sabe que   Nietzche  se  había  enamorado de  la  esposa  de  Wagner, pero  que  era  además  un  peligro  público  para  cualquier  mujer, casada o soltera,  pues  cuando  muchacho  se  había  contagiado  de  sífilis  en  un prostíbulo. Esa  enfermedad venérea  lo  torturó  física  y  mentalmente  hasta  trastornarlo al  fin de sus  días. En sus  estudios,  este  filósofo  plantea  la  evolución  desde  el   hombre  anterior  o último  hombre, hasta  el hombre  superior. Esto  se  interpreta generalmente  como  un progreso  ético.  Desde  otro  análisis,  se  puede  desprender cuando  él señala,   con  todo  su tremendismo,  que  Dios  ha muerto  ya que  también  se  refiere  al  razonar, al  alcance  de  la  desmitificación  y superación  de los  mitos. Lo cierto es que   se  refiere  al Dios  cristiano  y  europeo porque  Jehová , el Dios de los  judíos y  Alá  el  Dios  de los musulmanes  siguieron  gozando  de  buena  salud. Asimismo, las divinidades  de los  chinos,  japoneses, hindúes.
         
 Encontramos en  este filósofo  y  en otros  alemanes  ese convencimiento que  éllos  son  el  orto  del  pensamiento  de Occidente.
           Nietzche  nos  trasmite  su  desazón,  la  pérdida  de sentido  y  orientación,  que  provoca  la  sensación  del derrumbe de  los  valores, de los mitos  que  sostenían la  tradición , las  costumbres y  el  ordenamiento  político y social  de  los  países y  la sensación  de vacío que  produce  el nihilismo. Un  hombre  sin Dios  y  sin  mitos  es  la  mera  desolación. Sin  embargo,  sabemos  ahora  que  los  mitos  no  se derrumban  como  un  edificio que  tiene  sus  pilares débiles  o carcomidos. Perduran porque,  mientras hastiados  algunos  salen  de él, otros  ingresan ilusionados.


La naturaleza humana,  su instinto gregario,  encuentra  en  los  mitos la plasmación  de  su  identidad  mediante la pertenencia a una comunidad, tribu, colectivo, organización  social .El  ser  “alguien” solamente se  da  en la integración  activa   a  estas  agrupaciones en  las  que  se vive  una  causa  común. Esta es quizás la característica más importante de los mitos.
          En algunas de estas agrupaciones  humanas el  individuo  pasa  a desempeñar  un rol. Cuando  esos  colectivos  persiguen metas  de supervivencia  social se encuentran valores  que  defender  y sostener, de tal manera  que  muchas  veces  se  produce  el sacrificio  individual  y  el  ser  humano alcanza galardones o tributos que se le concede  por  haber  sido  mártir o llegar  al  pedestal de los héroes.
          
Las  instituciones deportivas, dedicadas preferentemente al fútbol, que comienzan con  las  características  de  mitos, se  movilizan  tras la  lucha  por  conseguir  triunfos o victorias, pensando  o imaginando  una  competencia  sin  fines  de  lucro a  costa,  por  supuesto,  de los  derrotados.  En esos  mitos  institucionalizados, es posible  observar  los  rasgos totémicos. Los  clubes  deportivos importantes que  conducen  una  gran cantidad  de  fanáticos  o  hinchada (hombres ,mujeres  y niños) como  son  denominados  los  seguidores, tienen  una  enseña  que  es  a veces  un  animal :  el  león, los  pumas, los  zorros  del desierto; también  un  indio  o  cacique. A  estos  se suman  los  emblemas  y  la  camiseta o,  como dicen,  el  color:  los  rojos, los  albos, los  azules  etc. Además  hay    himnos  y  cánticos. Todo  aquello  implica  una  identificación  con  el  mito-club. Conmueven  la  pasión  y  el  sacrificio  de  los  hinchas  que   siguen  a  su  equipo,  aún  atravesando fronteras y  cordilleras,  soportando  las  penurias del  hambre,  de  la  sed ,  las  riñas  y  hasta  la  muerte que  llega a  veces en  ese  delirio colectivo. Sin embargo,  la pureza  afectiva  y  sentimental  del mito-club  se  pervierte  y degenera  con  la  introducción  de  la empresa  privada.
           
 Se  comprueba  en todo  esto,  la  arremetida  de  los  vicios  y  de  las prácticas  del  capitalismo . Los  jugadores  son  una  mercancía  y  los  muchachos  son  comprados,  cuando  tienen condiciones, “en  verde”  por los  manejadores  al servicio  de  instituciones  internacionales. Los  esponsors  se  encargan  de sacarle  provecho o  ganancia  a  pelotas, camisetas, banderines. Es  increíble  la  gran  cantidad  de  profesionales, periodistas   etc. que   ganan  la  vida  con   la  atención  de  los  deportistas  y  el  comentario  de  las proezas  o fiascos  de  los protagonistas  de  los  eventos  deportivos.   Será  sorprendente  encontrar  porcentajes  en  la  gran  cantidad  de minutos  y  espacio  de  la  televisión   y otros  medios, que  son   dedicados  a  lo que  se  hace   o  deshace   en  estos mitos  institucionalizados.
         






 Desmitificar  debiese  ser  uno  de los  principales  objetivos  que  toda  programación  educativa  pueda  plantearse. Sin  profundizar  demasiado  nos  damos  cuenta  que  los  mitos  no  son  para  nada  inofensivos. Adornados  con  leyendas  suelen  parecer  atractivos,  pero  esconden  su  calidad  de instrumentos  del  poder  social. Se  transforman  en  enseñas, pendones, paradigmas  que  van  a orientar   la  conducta  de las  personas. Los  mitos  esconden  la  realidad y  la  verdad,  y  pasan  a  ser los  conductores  del  engaño y  del  sometimiento  de  los  seres  humanos   en  las  sociedades  globales  o  globalizadas  por  el  dinero.  Desmitificar  es  desacralizar  los  mitos   entregándolos  al  pensamiento  reflexivo  y  así  lograr conocerlo  en  todas  sus  facetas  para después desprendernos  de ellos. Nuestra  fortaleza  consiste  en  comprender  nuestras  debilidades. Las relaciones  mitológicas tienen  más  de pasión  que  de  racionalidad. A menudo se cae en la idolatría, que  es  entregar valor  absoluto  a  lo  relativo. Pero a  poco nos damos  cuenta  que  los ídolos  tienen pies de barro.  El  proceso  de  desasimiento  o  abandono  es  siempre  un proceso  íntimo y  va  primero  por  diluir  la  pasión  y  convertirla  en  afición .Nadie  nos puede  reprochar este  personal  despego  que  termina  por  convertirse  en  una  relación con un perfil  de empatía.  Procedimientos   semejantes  podríamos  emplear  para  el  intento de  abandonar  o  alejarnos  de  un confesión  o fanatismo religioso, de  un  amor  fatal  y aún  de  las  drogas. Se trata  de  un abandono  personal,  pero  sucede  que  otros  entran a la institución  del mito  y  en  eso   consiste  la  perdurabilidad sorprendente  que  ellos  tienen.
           
¡Cuidado!  Vivimos  en  estos  días  demostraciones  de  las  fatales  consecuencias  que  traen  las  agresiones  a  los  mitos. Una película  hecha  en  Norteamérica  que  ridiculiza  al  profeta  Mahoma,  ha provocado  la  indignación  de  los musulmanes  los  que,  al parecer,  están  saliendo  del  fundamentalismo y  alcanzando  prácticas  democráticas  de  participación  ciudadana. Los  agresores  dicen  que  es el  ejercicio  de  la  libertad   de  expresión.  Este  es  un gran  mito  occidental,  porque  tras  esa  pretendida  libertad  se esconden  ideologías  e  intereses  diversos.
           
T. Hobbes,  hace  siglos, penetró  en  la  intríngulis  del  Poder  social, que  hoy  se  ha  transformado  en  el Poder  Mundial . Llamó  Leviatán   al  verdadero  monstruo   estructurado  por  el  dinero que  singularizó  como  el Oro: la  religión que  individualizó  en  la  Cruz   y la  fuerza  militar  que  designó  con  la  Espada. En  esta época  de  capitalismo  delirante,  el  Oro  está  en  las  multinacionales, la  Cruz  ha sido  remplazada  por  la  ideología  contenida  en  los  modernos  mitos sociales, y  la  espada  ha  sido envainada  por  sofisticados  misiles  y  por  el  amenazante  arsenal  de  las bombas.
          Sin  embargo,  las  religiones  que  ideológicamente  las  vemos  pasar  a un plano  más  discreto,  olvidan  lo místico,  principal  objetivo  de  servir  a  la  necesidad   de  trascendencia   y   se  han  colocado  también   como  sostén  ideológico de  la  estrategia  social  del  mando  y  la  obediencia.  Sus  estructuras  mitos  o   leyendas  mitológicas,  como  las   referidas  a  la  creación  del   Universo  y  al  gobierno  del  mundo  y  de  los pueblos se  han puesto al  servicio  del  poder  mundial.
          
Hay  avances  de  las  religiones  desde   que  eran  tuteladas  por  dioses  guerreros, atrabiliarios, criminales  y  terribles  de  fornicadores,  hasta   la  aparición  de   religiones  como  la  cristiana  en  la  que  Dios  se  presenta  como  dios  del  amor  y  no  del  temor,   y  donde  la  purificación  moral  de los  humanos  es  la  principal  preocupación  de  sus   sostenedores.  Pero  esa mística  no  había  de  durar  mucho,  pues   en los  primeros  siglos  de  la  era  cristiana,  la religión  ya  se   involucraba  en  el  negocio  del  poder  social  y  era  pilar  del  imperio  romano.
         
En  este  momento  histórico,  las  religiones  han  dejado  de  ser  las  surtidoras ideológicas  del  poder  mundial  y  como  veremos  a  continuación,  han  aparecido  mitos socio-políticos, que  patrocinan el dominio del  mundo. 


(*) del  libro  Biosociedades  y  Evolución, página  49.