La
Mitificación II.
Estudio sobre Genética Cultural.
Enrique Darío Lamas
La
religión es el opio de los pueblos .K
Marx.
Las iglesias otorgan alivio a los afligidos y son
el
refugio de
los perseguidos. Muchos
testimonios.
La religion
nést autre chose q´un ombre portèe
de l´ universe
sur l´ íntelligence des ommes.V.Hugo
…el hombre troglodita, refugiado en las cuevas naturales
de las montañas, en las horadaciones que
los torrentes de los ríos dejaban, debe haber
sentido ya no el temor sino que el terror ante
la furia de los elementos. En esa oscuridad las tempestades,
los truenos y relámpagos deben haber
impreso en sus circuitos neuronales una interpretación de lo que
ocurría. Evidentemente, para ellos se
trataba de un combate mucho más terrible que
una lucha de animales salvajes,
porque se mostraban poderes desconocidos: era la lucha
entre la luz y la oscuridad. De ahí, a pensar en seres sobrenaturales hay un paso pequeño.(*)
El mito es así considerado, un
primer intento para explicar los
fenómenos naturales, pero no es
propiamente un ejercicio reflexivo.
Son tantos los misterios que
el hombre debe afrontar sobre el
origen del universo, sobre el ser y sobre su muerte, y si con ese final
todo se termina o existe una sobre vida después de ese término; acerca de una creación especial del
hombre o de una evolución natural
endosable al azar con
tantos saltos al
vacío y mutaciones sorprendentes
que parecen indicar un
perfeccionamiento teledirigido. Además, misterios relativos al rol del
ser humano en el planeta y tantos otros, que es inevitable pensar en la
existencia de Dios o de dioses. Pero Dios no es un
mito y ningún ser humano es cabalmente ateo desde el momento que
advierte que hay causas
y poderes desconocidos que escapan a las
posibilidades humanas. Pero es
sencillo transformar a Dios
en un mito si lo imaginamos
o representamos como
un respetable caballero
sentado en un trono aéreo con nubes blancas en su entorno y observándolo todo
desde arriba. Complicamos el
mito si le
damos
atributos como la omnisciencia y la omnipotencia y damos detalles
de sus poderes. Si a los anteriores
le agregamos la
omnipresencia podemos caer
en el panteísmo y Dios
se nos difumina entonces, en
todas las unidades
energéticas ordenadas como
es el átomo. Si
lo pensamos en cada expresión
de vida, el encuentro con Dios será en cada
célula vegetal o animal y ergo,
hasta en
la despreciada cucaracha.
En todas
las civilizaciones podemos distinguir a los jefes
religiosos que se abrogan
la representación del Altísimo
y después de afirmar que han
recibido por iluminación o
por revelación la orden
divina, para ser ellos
los que manejen y
administren las potestades de el o los
dioses, idean una
estructura a veces muy
complicada, para asegurar en la
población, el cumplimiento de las órdenes
de las divinidades. Para esto
se instauran los mitos.
Conseguido el respeto a
los dioses y
a sus representantes en
la Tierra, los mitos
encauzan a los grupos
humanos en iglesias o colectivos
religiosos, donde deben
practicar rituales que fortifican
su fe y su necesidad de creer.
La expresión
mitómano, como equivalente de
mentiroso o de fabricante de mentiras,
no se puede
aplicar entonces, a los fieles
que han sido
congregados en calidad de ovejas
por los pastores, que
son aquellos que manejan
el conocimiento de
la divinidad. Los mitos - como
la castidad, la virginidad, el
celibato, la concepción no sexuada sino a
través del poder de
la mente divina , los
mandamientos de la
ley de Dios - se construyen
mediante cuentos o
leyendas de gran belleza, que
son aceptados íntegramente, porque
no se puede dudar
de las revelaciones
que han sido
cogidas por los
altos dignatarios.
Miles y
miles de mitos - en todas las
civilizaciones de todos los
continentes ,en todos los
tiempos históricos, vienen desde
egipcios, babilonios, hindúes, cretenses, griegos, romanos, mayas,
aztecas, incas, mapuches - avalan
la tesis que
presentamos en este
estudio; esto es,
que la cultura
no una y no
se continúa como
un fuego de propagación o a
procedimientos semejante al
efecto que produce
el petróleo vaciado en
la playa por
un buque, que
todo lo contamina. Al
contrario, la cultura
y la acumulación de
mitos nace de
potencialidades propias de los
seres humanos y
hallaremos en todas
las culturas los entes
a los cuales
se les atribuyen poderes
sobrenaturales y a los
que se les pide protección o
ayuda para una
buena pesca o
una buena cosecha, o
para sobrevivir a las pestes,
peligros a las inclemencias de la Naturaleza.
De modo
que los hombres
con aptitudes literarias, construyeron leyendas para
entregar trascendencia y
asegurar los dones que esos dioses,
semidioses, superhéroes, magos y
tantos seres extraordinarios emanaban o los
administradores de los
mitos les atribuían.
S. Freud, en su
libro “Moisés y la religión monoteísta”, incluye a los volcanes
como entes que
por su poder
de fuego y destrucción
fueron adorados como
dioses y menciona
a Jehová como un volcán que
los israelitas, en su
época de cautiverio en Egipto, adoptaron como
su protector (*
en la línea familiar del
Padre o lo masculino ).
De tantos entes mitológicos es conveniente analizar algunos muy representativos. En la Antigüedad, Atlas representa la explicación pre-científica de un gigante de extraordinaria fuerza que sostenía nuestro planeta y toda la bóveda celeste, y así impedía que cayera al abismo .En las islas del Caribe y en costas atlánticas de Sudamérica se hacen ofrendas a Iemanyá, diosa del mar, para que procure a los pescadores las mayor cantidad de peces para el sustento de la población. Y no es esta diosa una derivación de las griegas o de las nórdicas. Es una diosa autóctona y auténtica. Cuando niños nos entregaron la leyenda del Arca de Noé. Este mito, como la mayoría de ellos, tiene su base en situaciones reales que el hombre ha experimentado cuando se han enfrentado peligros como grandes inundaciones, maremotos, terremotos y las familias huyen a buscar refugio para salvar sus vidas y la de sus animales domésticos como perros y gatos con la dotación de pulgas respectivas . Pero se hace cuesta arriba imaginar un barco de tan grandes dimensiones, llevando parejas de todas las especies animales, para salvarlos del diluvio, y además construido en épocas remotas cuando la técnica de carpintería y las herramientas eran rudimentarias . Pero lo más espléndido de este mito es que ricachones ingleses de grupos bíblicos se lo tragaron entero y han organizado varias expediciones para encontrar los restos del Arca de Noé, lo que demuestra que los mitos no se deshacen fácilmente. Algo semejante es el mito del Caballo de Troya , fabricado con técnicas de ensamblaje no conocidas en esos tiempos remotos, para dejarlo hueco y esconder adentro muchos soldados. Lo creíble pudo ser el regalo de un caballo tallado casi de tamaño natural, acompañado con algunos odres de vino, y de esa manera, el obsequio pudo haber tenido los efectos que cuenta la leyenda. Vivimos en estos días la creación de un mito o podríamos decir un mito en desarrollo. Se trata del buque Winnipeg que consiguió Neruda para poner a salvo de la guerra civil española a muchos refugiados que llegaron a Valparaíso. Sucede que la cantidad de españoles trasportados aumenta cada día más. Y ahora son miles lo que así escaparon de las masacres.
Todos los
humanos tenemos capacidad
de mitificar y de
aceptar esas creaciones también como
algo muy natural.
La psicología evolutiva
nos revela el tránsito que el
ser humano recorre en las etapas
significativas de su
desarrollo. En los primeros ocho
años de la infancia, un Ego vuelto al exterior expande una atmósfera mágica al
manejar un realismo ingenuo que
consiste en atribuir vida propia a
todo lo que se mueve sin indagar por
las causas, ya sea el movimiento del follaje de los árboles impulsado por
el viento, o el movimiento aparente del sol y de la luna y aún el caminar
de la sombra a un costado de su
propio andar. Es un Ego esponja que
intenta apoderarse de lo exterior
.Así nos
lo dicen los dibujos
de los niños en los cuales
podemos admirar el sol
y la luna con rostros humanos. Igualmente, otros elementos del paisaje
muestran un acentuado animismo
infantil .El anima lo
que para los
adultos es in-animado y todos
esos entes están a su
alcance. Esta mitificación le
sirve para adaptarse al
mundo que le
rodea.
Aparece
con ese animismo
la sensación de dominio,
pero hay una
segunda funcionalidad del
mito. Aquello de que la ontogenia
atraviesa etapas semejantes a
la filogenia cobra veracidad
.Los pueblos primitivos
tienen en sus tribus
y clanes animales protectores, los tótems. Estos
le procuraban identidad
y seguridad. Vivían en un
mundo mágico, con rituales,
conjuros y hechicerías, para alejar a supuestos enemigos
invisibles, y a otros bastante
visibles.
Los poetas
usan estas figuras animistas.
Neruda, en su “Oda al Mar”, pide al océano que sea generoso
con los pescadores y lo increpa
por no
entregar suficiente alimento a
las familias que sufren de
hambre.
El animismo no se pierde totalmente
en los adultos. Muchos conservan cábalas, fetiches y
aún rutinas (* eso de al levantarse
apoyar primero un
determinado pie en la mesa,
antes de comer elevar una plegaria y muchas otras parecidas,
como la de los futbolistas cuando hacen
una buena jugada levantan cara y brazos al cielo
para agradecer, ellos sabrán
a quién, el acierto, las que cuando
se olvidan de realizarlas decaen
en la inseguridad.
Es
la época aquella
en la que dos
mitos creados por la
sociedad, con pretensiones educativas
pasan a ser desmitificados. El Viejo Pascual y el Viejo del
saco, pariente pobre del
anterior, uno que entrega
recompensas por el buen
comportamiento, y el otro
que criminaliza las desobediencias, son
desenmascarados. Los niños descubren
con desconcierto que
las mentiras circulan
a su alrededor
con el mismo desenfado que
el dinero. Pero el amor
que sienten por
sus padres mitiga esa
revelación y les conduce
al perdón. Aquí
se manifiesta o nace el raciocinio,
el pensamiento reflexivo, la crítica.
El contacto
social en la escuela,
las rivalidades naturales
entre los niños,
los sacudones , tirones y machucones
de niñitas y
niñitos ayudan a que
los chicos perciban
su singularidad y que, de pronto,
descubran el yo interno como
si fuese una luz
o un refugio interior.
Es esa vida
interior, ese nuevo punto
de vista, el que le
abre las puertas de o les
encamina al encuentro
con su propia
alma donde siente vibrar
sus íntimas y
personales emociones. Los padres
y los mayores
en la familia observan sorprendidos
cómo el niñito
destripador de sus juguetes, que buscaba
el ánima que tenían
dentro y no
la encuentra porque
él mismo se las había
concedido, de pronto los
abandona y aparecen amontonados
porque para él
han perdido la
“gracia.” Entonces le reprochan que
los haya convertido en
basura. Comienza la desmitificación.
La adolescencia, que en oportunidades se
inicia tempranamente a los
once años, acentúa el
pensamiento crítico y ya la
sospecha se extiende fuera de la
familia a toda
la comunidad y
a la sociedad entera. El cuestionamiento alcanza,
entonces, al sistema
y algunos muchachos llegan
al extremismo anárquico. Dicen:
es necesario removerlo
todo desde sus
cimientos; el Estado es
inútil y toda reglamentación debe
suprimirse. Por mi parte, como
antiguo educador, he
sostenido y pregonado
hasta la majadería, que
debe separarse la
educación del adolescente
de la de la infancia y
llevarlos a una
enseñanza obligatoria en
colegios especializados donde
mediante equipos de
profesores, psicólogos, orientadores en
instituciones públicas y
gratuitas, puedan los adolescentes
encontrar las verdades
sobre su cambio
conductual . Colegios caros para
el Estado, pero miles de veces
más caro es el costo social que
estamos sobrellevando en
criminalidad, delincuencia,
drogadicción, destrucción de las
familias, prostitución, abusos
sexuales, etc.
Si bien
la desmitificación en la
adolescencia, va acompañada del
pensamiento reflexivo y la
psicología evolutiva señala que
el pic del potencial
del pensamiento lógico se da
alrededor de los 15
años, no se trata, en verdad, del
ejercicio de la
duda metódica que
Descartes planteaba. Tampoco del
método de investigación científica,
en cuyos pasos
debiera ese estudiante
iniciarse, el que comienza
con singularizar el tema
o determinar a qué dominio o
sistema pertenece, sea
este natural o social. Después encarar
las cuatro preguntas básicas,
a saber : 1) El qué, esto es,
qué hechos, fenómenos o acontecimientos se investigarán 2) Cómo. Cómo
se han presentado esos
sucesos, lo que implica estudiar
antecedentes, hacer historia. 3)
Los porqué . Significa
determinar tendencias, desarrollo
y plantear a que
leyes ha obedecido en ese transcurso. 4) Qué ventajas
podemos obtener de lo anterior y cuales
pueden ser sus
consecuencias o incidencias.
En estas cuatro etapas
se constata los
procesos de análisis
y síntesis con las
técnicas de observación, clasificación, selección, comparación, interpretación y
otras.
El que
sabe razonar podrá,
entonces, desmitificar que
es fundamentalmente responder
a la cuarta
pregunta.
En
la adolescencia se establece
el descreimiento de
los mitos religiosos
y se cuestionan,
sobre todo, cuando
se presentan como
muy burdos e impuestos por
los jefes religiosos administradores de
esos mitos los que imponen el
fundamentalismo. Esa
postura fundamentalista se dio
especialmente en la
Edad Media por
las luchas en las
cúpulas de los
administradores eclesiásticos
donde hubo crímenes,
envenenamientos, torturas y perseguimientos. Además de las
sangrientas disputas entre
príncipes que querían obtener
la ordenación divina
y las contiendas
entre papas y
reyes, estaba la absoluta
adhesión a los
principios de la
iglesia-estado. En caso de
sospecha de infidelidad
comenzaban los procesos de
la Inquisición con
resultados fatales para
los disidentes de
los dogmas y doctrinas de la fe.
Un maniqueísmo desatado condujo
al terror en la población creyente,
en esa época.
La
filosofía consideraba en
tiempos pasados que
toda religión se
había quedado pegada
en la Teosofía
y que ella
volaba un poco
más alto. En el
reparto del botín filosófico
de la Hélade, los
alemanes se quedaron
preferentemente con la
Ontología y les
han dado duro a
los problemas del Ser, la Nada, el Tiempo,
hasta Heidegger. Franceses e ingleses
estudiaron especialmente la Gnoseología; es
decir, la posibilidad
del conocimiento y de
la Razón como
rectora del proceso. A Nietzsche, dicen
sus biógrafos, que su
amigo Wagner le
reprochaba sus lecturas
de Voltaire y
seguramente, de otros filósofos
de la Ilustración. El rompimiento
entre ellos, debe haberse
producido por otra
razón. Se sabe que Nietzche
se había enamorado de
la esposa de
Wagner, pero que era
además un peligro
público para cualquier
mujer, casada o soltera,
pues cuando muchacho
se había contagiado
de sífilis en un
prostíbulo. Esa enfermedad venérea lo
torturó física y
mentalmente hasta trastornarlo al fin de sus
días. En sus estudios, este
filósofo plantea la
evolución desde el
hombre anterior o último
hombre, hasta el hombre superior. Esto se
interpreta generalmente como un progreso
ético. Desde otro
análisis, se puede
desprender cuando él señala, con
todo su tremendismo, que
Dios ha muerto ya que
también se refiere
al razonar, al alcance
de la desmitificación y superación
de los mitos. Lo cierto es
que se
refiere al Dios cristiano
y europeo porque Jehová , el Dios de los judíos y
Alá el Dios
de los musulmanes siguieron gozando
de buena salud. Asimismo, las divinidades de los
chinos, japoneses, hindúes.
Encontramos en
este filósofo y en otros
alemanes ese convencimiento
que éllos son
el orto del
pensamiento de Occidente.
Nietzche nos trasmite
su desazón, la
pérdida de sentido y
orientación, que provoca
la sensación del derrumbe de los
valores, de los mitos que sostenían la
tradición , las costumbres y el
ordenamiento político y
social de los
países y la sensación de vacío que
produce el nihilismo. Un hombre
sin Dios y sin
mitos es la
mera desolación. Sin embargo,
sabemos ahora que
los mitos no se
derrumban como un
edificio que tiene sus
pilares débiles o carcomidos.
Perduran porque, mientras hastiados algunos
salen de él, otros ingresan ilusionados.
La naturaleza humana, su instinto gregario, encuentra
en los mitos la plasmación de
su identidad mediante la pertenencia a una comunidad,
tribu, colectivo, organización social
.El ser
“alguien” solamente se da en la integración activa
a estas agrupaciones en las
que se vive una
causa común. Esta es quizás la
característica más importante de los mitos.
En algunas
de estas agrupaciones humanas el individuo
pasa a desempeñar un rol. Cuando esos
colectivos persiguen metas de supervivencia social se encuentran valores que
defender y sostener, de tal
manera que muchas
veces se produce
el sacrificio individual y
el ser humano alcanza galardones o tributos que se
le concede por haber
sido mártir o llegar al
pedestal de los héroes.
Las instituciones deportivas, dedicadas
preferentemente al fútbol, que comienzan con
las características de
mitos, se movilizan tras la
lucha por conseguir
triunfos o victorias, pensando o
imaginando una competencia
sin fines de
lucro a costa, por
supuesto, de los derrotados.
En esos mitos institucionalizados, es posible observar
los rasgos totémicos. Los clubes
deportivos importantes que
conducen una gran cantidad
de fanáticos o
hinchada (hombres ,mujeres y
niños) como son denominados
los seguidores, tienen una
enseña que es a
veces un
animal : el león, los
pumas, los zorros del desierto; también un
indio o cacique. A
estos se suman los
emblemas y la
camiseta o, como dicen, el
color: los rojos, los
albos, los azules etc. Además
hay himnos y
cánticos. Todo aquello implica
una identificación con el mito-club. Conmueven la
pasión y el
sacrificio de los
hinchas que siguen
a su equipo,
aún atravesando fronteras y cordilleras,
soportando las penurias del
hambre, de la sed
, las
riñas y hasta
la muerte que llega a
veces en ese delirio colectivo. Sin embargo, la pureza
afectiva y sentimental
del mito-club se pervierte
y degenera con la
introducción de la empresa
privada.
Se
comprueba en todo esto,
la arremetida de
los vicios y
de las prácticas del
capitalismo . Los jugadores son
una mercancía y
los muchachos son
comprados, cuando tienen condiciones, “en verde”
por los manejadores al servicio
de instituciones internacionales. Los esponsors
se encargan de sacarle
provecho o ganancia a
pelotas, camisetas, banderines. Es
increíble la gran
cantidad de profesionales, periodistas etc. que
ganan la vida
con la atención
de los deportistas
y el comentario
de las proezas o fiascos
de los protagonistas de los eventos
deportivos. Será sorprendente
encontrar porcentajes en
la gran cantidad
de minutos y espacio
de la televisión
y otros medios, que son
dedicados a lo que
se hace o
deshace en estos mitos
institucionalizados.
Desmitificar debiese ser uno de los principales objetivos que toda programación educativa pueda plantearse. Sin profundizar demasiado nos damos cuenta que los mitos no son para nada inofensivos. Adornados con leyendas suelen parecer atractivos, pero esconden su calidad de instrumentos del poder social. Se transforman en enseñas, pendones, paradigmas que van a orientar la conducta de las personas. Los mitos esconden la realidad y la verdad, y pasan a ser los conductores del engaño y del sometimiento de los seres humanos en las sociedades globales o globalizadas por el dinero. Desmitificar es desacralizar los mitos entregándolos al pensamiento reflexivo y así lograr conocerlo en todas sus facetas para después desprendernos de ellos. Nuestra fortaleza consiste en comprender nuestras debilidades. Las relaciones mitológicas tienen más de pasión que de racionalidad. A menudo se cae en la idolatría, que es entregar valor absoluto a lo relativo. Pero a poco nos damos cuenta que los ídolos tienen pies de barro. El proceso de desasimiento o abandono es siempre un proceso íntimo y va primero por diluir la pasión y convertirla en afición .Nadie nos puede reprochar este personal despego que termina por convertirse en una relación con un perfil de empatía. Procedimientos semejantes podríamos emplear para el intento de abandonar o alejarnos de un confesión o fanatismo religioso, de un amor fatal y aún de las drogas. Se trata de un abandono personal, pero sucede que otros entran a la institución del mito y en eso consiste la perdurabilidad sorprendente que ellos tienen.
¡Cuidado! Vivimos
en estos días
demostraciones de las
fatales consecuencias que
traen las agresiones
a los mitos. Una película hecha
en Norteamérica que
ridiculiza al profeta
Mahoma, ha provocado la
indignación de los musulmanes los
que, al parecer, están
saliendo del fundamentalismo y alcanzando
prácticas democráticas de
participación ciudadana. Los agresores
dicen que es el
ejercicio de la
libertad de expresión.
Este es un gran
mito occidental, porque
tras esa pretendida
libertad se esconden ideologías
e intereses diversos.
T. Hobbes, hace
siglos, penetró en la
intríngulis del Poder
social, que hoy se
ha transformado en el
Poder Mundial . Llamó Leviatán
al verdadero monstruo
estructurado por el
dinero que singularizó como
el Oro: la religión que individualizó
en la Cruz
y la fuerza militar
que designó con
la Espada. En esta época
de capitalismo delirante,
el Oro está
en las multinacionales, la Cruz
ha sido remplazada por
la ideología contenida
en los modernos
mitos sociales, y la espada ha sido
envainada por sofisticados
misiles y por
el amenazante arsenal
de las bombas.
Sin embargo,
las religiones que
ideológicamente las vemos
pasar a un plano más
discreto, olvidan lo místico,
principal objetivo de
servir a la
necesidad de trascendencia y
se han colocado
también como sostén
ideológico de la estrategia
social del mando
y la obediencia.
Sus estructuras mitos
o leyendas mitológicas,
como las referidas
a la creación
del Universo y
al gobierno del
mundo y de los
pueblos se han puesto al servicio
del poder mundial.
Hay avances
de las religiones
desde que eran
tuteladas por dioses
guerreros, atrabiliarios, criminales
y terribles de
fornicadores, hasta la
aparición de religiones
como la cristiana
en la que
Dios se presenta
como dios del
amor y no
del temor, y
donde la purificación
moral de los humanos
es la principal
preocupación de sus
sostenedores. Pero esa mística
no había de
durar mucho, pues
en los primeros siglos
de la era
cristiana, la religión ya
se involucraba en el negocio
del poder social
y era pilar
del imperio romano.
En este
momento histórico, las
religiones han dejado
de ser las
surtidoras ideológicas del poder
mundial y como
veremos a continuación,
han aparecido mitos socio-políticos, que patrocinan el dominio del mundo.
(*) del libro
Biosociedades y Evolución, página 49.
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