domingo, 6 de octubre de 2013

Palabr@s 20



    


textos: Enrique Darío Lamas, Emilia Páez Salinas, Juan Ramón Cuello, Melania Tello Romero, Julio Abel Sotomayor, Daniel Ramírez Muñoz y Alex Mauricio Benavides.

correo electrónico: sinalefa25@hotmail.com


Editorial



En estos últimos meses han acaecido acontecimientos importantes. Tres de ellos de celebración: lanzamiento de libros de tres maipucinos:  Margarita Carvajal Fredes, Emilia Páez Salinas y Ariel Zúñiga Nüñez,  y uno en extremo lamentable: el fallecimiento de nuestra compañera y amiga, la cuentista y poeta Palmenia San Martín Torrejón.

Aún cuando ella tenía un gran número de textos creados a lo largo de los años, no había publicado.



Por tal razón, la profesora de literatura Lorena Díaz y compañeros estamos reuniendo su producción para hacer una edición de sus obras.



En la Feria del Libro comunal, esta vez no fuimos invitados a participar, sin embargo, a través de esta revista, continuamos difundiendo nuestra producción literaria.

UNA CORPORACIÓN CULTURAL





En este último tiempo, nos hemos preocupado de estudiar las posibilidades que tenemos como Círculo Literario, de insertarnos en una institución que pronto se creará en la comuna. Se trata de la Corporación Cultural de Maipú, en carpeta ya en la alcaldía.

Es que es necesaria porque estamos quedando atrás de muchos lugares del país que no tienen ni una décima parte de la población comunal que en nuestro caso señalan las estadísticas.

El más grave de los problemas se produce por la escasa o casi nula ingerencia que todos los grupos organizados que intentan realizar actividades, como los centros culturales y otras agrupaciones diversas, tienen en la programación, planificación y administración de la cultura local. El poder centralizado en las autoridades municipales nos tiene en la mendicidad a tal punto que casi todas las instituciones no tienen una sede donde guardar pertenencias y elementos de trabajo, un lugar donde puedan programar con autonomía las actividades que proyectan realizar. Ni hablar de coordinación con las jefaturas que tienen el control en asuntos culturales.

Pensamos que la cultura local debe nacer desde las poblaciones mismas y nuestra sugerencia es que en cada barrio comunal debe existir una Casa de la Cultura, lugar donde concurran los vecinos, los jóvenes, que deberán tener allí un espacio para sus actividades musicales, literarias, de entretención y esparcimiento, con una biblioteca para reforzar las posibilidades educativas. Esto significa ampliar la participación ciudadana y descentralización del mando cultural. Son dos principios básicos: una activa cultura democrática que permita el desarrollo personal al utilizar las propias capacidades e impulsos con los elementos culturales que existen por la acumulación patrimonial de los pueblos; otra, la descentralización desde la tuición paternalista e impuesta hasta la creación cultural desde las propias cunas vecinales. La cultura del implante desde los centros debe terminar para ser reemplazada por la actividad periférica.

Una Corporación Cultural que integre la mayor cantidad de instituciones y que se formule objetivos de largo plazo entre ellos:
a)   realizar diagnósticos sobre las actividades culturales de la comuna, sobre los centros existentes, sean talleres
grupos, asociaciones, conjuntos, agrupaciones, etc. y dónde y cómo están desarrollando sus labores, la ayuda que reciben, los logros que han alcanzado con sus esfuerzos.
b)   evitar la duplicación y la superposición de las funciones.
c)    procurar en cada barrio o sector en que aparece dividida la comuna, fundar y asegurar el funcionamiento de Casas de la Cultura, como establecimientos que agrupen las inquietudes y actividades de la gente de esos sectores, sea en música, folklore, teatro, literatura, cine.
d)   planificar la celebración del bicentenario de la batalla de Maipú.
e)    mantener en la sede central de la Corporación Cultural, una impresora que asegure la difusión de los programas culturales y anunciar las actividades que digan relación con la marcha cultural y con las resonancias de la cultura viva de todo el territorio. Asegurar la publicación de la revista Palabr@s de nuestro Círculo y asentarla como órgano oficial de la Corporación. Entregar an las páginas de la revista nuestras aspiraciones y tomar contacto mediante ella, con la cultura nacional y con los participantes internacionales.
f)     fundar un concurso anual de narrativa o poesía y llevar la presencia y acción de la Corporación Cultural a todo el país.
g)    lograr la fundación de una orquesta sinfónica juvenil, de la misma manera como se ha protegido el talento musical, en otros pueblos del territorio.
h)   muchas actividades más que vayan surgiendo desde las casas de cultura que se establezcan en las zonas vecinales.

LAS ESTRUCTURAS ECONÓMICO-SOCIALES Y LOS MALLS





   Tres fenómenos estructurales que presenta la economía nos parecen puramente modernas. La verdad es que son muy antiguas aunque con algunos rasgos distintos. Comencemos con la globalización, que consiste fundamentalmente en una intensificación  de las relaciones económicas y comerciales entre los pueblos y se habla de totalidad en el sentido que nadie queda fuera del intercambio. Hay productos, entonces, que es posible encontrar en todos los mercados, sean ellos: útiles, ropas, teléfonos, y miles de otros que podemos enumerar, pero que se conocen con el nombre de mercancías. En tiempos antiguos, el fenómeno de globalización también ocurrió con Marco Polo, con Cristóbal Colón, Alonso Pinzón, los fenicios, griegos, romanos, persas y sus conquistas y también con los árabes, que fue un renacimiento oriental, mientras en Europa transcurría la oscura y cerrada Edad Media. Cuánta envidia tendrían esos antiguos de haber sabido la instantaneidad y velocidad que la electrónica e internet proporcionan a los negocios, a las informaciones y a las transferencias.

   Otro es el fenómeno de la concentración de los capitales en pocas familias, que es posible observar desde los tiempos del Imperio Egipcio y en todas las clases dominantes, sean ellas realezas, principados, noblezas, burguesías, determinadas a través de la historia como minoría enriquecida y dominante y otra mayoría dominada, pobre, sin progreso hacia el futuro. Son las tradicionales clases sociales en las que se establecía una dinámica (o dialéctica según Hegel) que desde los tiempos tribales se resolvía violentamente en la que los poseedores eran desposeídos y asesinados y el circuito criminal proseguía en sentido inverso. Las revoluciones tienen esa impronta, pero en concentraciones de población ya más numerosas y con regímenes autoritarios que provocaban la rebeldía, la rebelión. Las clases dominantes se fueron haciendo cada vez más astutas y mediante recursos legales, militares, financieros, montan un poder fáctico. En los tiempos actuales, a causa del sistema democrático, se ha instalado entre ambas clases un colchón que retarda o impide el choque. Son los sectores medios, conocidos también como clase media.

   De acuerdo al acontecer histórico, el planteamiento comunista de fin de la lucha de clases, es irreal. Una sociedad sin esa dinámica de enfrentamiento de intereses es una utopía: es una sociedad paralítica.
Los filósofos alemanes, como Spengler, que adjudican al ente sociedad un alma, quizás no adivinaron que el karma de esa alma-sociedad, se supone civilizada, son las matanzas entre las clases sociales.

   Un estudio de economistas bancarios señalan que en Chile, como en todos los países del mundo, hay familias que controlan la economía. Ricardo Lagos, hace medio siglo, en su estudio sobre la concentración económica, los llamada grupos económicos. Hoy se prefiere el apelativo de familias. El asunto que destacan es que un 1% de la población del país, cautiva más del 30% del producto bruto del erario. Lo anterior establece uno de los rangos más brutales de desigualdad en el mundo. Se señala que unas 6.500 familias establecidas en Chile, disponen de un millón de dólares a lo menos, como excedente, cash o neto o disponible, fuera de monos (sean éstos propiedades, automóviles, etc.) Se calcula que tienen a su disposición unos 90.000 millones de dólares. Todo ello fruto de los buenos negocios, como por ejemplo, el de las AFP. En ellas, los trabajadores que ahorran para una futura jubilación, entregan una suma anual de 4 a 5 BILLONES de pesos. Sin embargo, las administradoras no les garantizan ni siquiera el aumento del IPC y los dineros son prestados a través de las instituciones financieras a los mismos ahorrantes para comprar viviendas, para el consumo y otros bienes, con un interés verdaderamente usurario. Basta conocer las espectaculares ganancias de las instituciones bancarias, cada año.

   ¿Qué hacer en un sistema democrático?
Si descartamos la matanza y la apropiación violenta de esos dineros, un sistema de impuestos más justo, significaría un ingreso al presupuesto de, a lo menos, 9.000 millones de dólares, esto es un 10% sobre esos 90.000 millones de dólares.

   Lo increíble de todo esto es que los electores de la gran mayoría sometida, eligen y reeligen representantes que van al Congreso y que en lugar de revertir la situación impositiva, legislan para la continuidad de los privilegios de la clase dominante.

   ¡Si se decidiera hacer un monumento a la tontería, sería más enorme de una pirámide del Antiguo Egipto!

   El tercer fenómeno que obedece a la ley del pastoreo, rodeo y encierro de ganado, es la concentración de las mercancías y por lo tanto de los consumidores en los lugares ad hoc. Basta recordar en la Antigüedad los templos ubicados en colinas como el de Jerusalem, donde para llegar al lugar de culto a los dioses, ubicado en la parte más alta, debía atravesar por gigantescas ferias agrícola-ganaderas. Esta práctica se continúa hoy en nuestro país con celebraciones religiosas como: la Virgen del Rosario en Pelequén, la Fiesta de la Tirana, la Virgen en Lo Vásquez y otras.

   En estos días tecnológicos, toda la sinergia del sistema capitalista se concentra, se nidifica en polos energéticos para producir la constante renovación de la ideología y la práctica del sistema a través del consumo en el interior del mismo. Los centros para esta gran aspiración de los hombres como seres en el mercado, el sumo referente de la intelectualidad rumiante y el quehacer cotidiano, son los MALLS.

   El mall es un huevo capitalista, reproductor de fortunas, y llena los espacios espirituales del nuevo ser humano. En ellos se encuentran todos los productos ideados para consumirse, mediante imágenes repetidas y televisadas hasta el cansancio, hasta producir el espíritu consumista, provisto de una ansiedad por tenerlos o tenerlas, probarlas, degustarlas, admirarlas, usarlas, conseguirlas para satisfacer la estética, la dietética, la gastronomía, desde los Mac Donalds que chorrean grasa, hasta los restoranes para gourmets. Todo ello junta a la arquitectura moderna y que ofrece comodidad a la clientela de peluquería, lencería, bisutería, joyerías, los cines… y en sus espacios chicos y grandes encontrarán la diversión, el paseo y mucho más.

   Han logrado crear la ciudad mal. Más aún, la metrópoli mal. Las ciudades artesanales quedaron en el pasado. Sin embargo, los productos de las pymes son ofrecidos y ofertados en las grandes tiendas del retail. Esto no para aquí. Las grandes concentraciones de consumidores requieren espectáculos y artistas de moda que se deben presentar en recintos, sean arenas, estadios, lugares de peregrinación, estaciones culturales, centros de eventos y de turismo,

   Al parecer, todo habla de progreso, pero el ritmo de funcionamiento depende de los grandes centros internacionales y se observa esto en la adaptación, ampliación de puertos, aeropuertos, carreteras. Sin entusiasmarse porque los vaivenes de la economía mundial dan siempre coletazos.

   El quid ontológico del hombre de hoy es de un ser atrapado en el mercado. Afuera, encuentra la nada existencial y a veces, el suicidio.

Enrique Lamas Morales