domingo, 6 de octubre de 2013

DE VENEZUELA, EL FESTIVAL Y OTRAS YERBAS



                   

                   En un lugar de Latinoamérica de cuyo nombre sí quiero acordarme, vivía un presidente que dicen que murió, pero está presente las veinticuatro horas del día. Para bien o para mal se le recuerda. Las calles y aquellos murales, programas de televisión, escritos encendidos, consignas lanzadas en el metro, todo esto y mucho más es el inmenso corazón del comandante Hugo Chávez Frías que palpita en el país al ritmo del joropo.
                   El Décimo Festival Mundial de Poesía nos trasladó a Caracas, experiencia que ninguno de los cinco poetas de la Sociedad de Escritores de Chile olvidará. Edmundo Herrera, Ana María Montalva, Guadalupe Becerra, Sabina Cortés y yo, Emilia Páez, tuvimos el privilegio de participar en este evento que partió el día dieciséis de junio para finalizar el veintidós del mismo mes.
                   Nos fuimos el quince de junio de madrugada al aeropuerto. Las maletas con libros, sueños y ropa. Cuentan las malas lenguas que Edmundo llevaba tantos libros que lavó todos los días porque dejó la ropa en casa. Yo creí que iba a regresar sin el peso de algunos textos que regalaría en Caracas, pero la generosidad de los venezolanos fue mayor y volví con más libros.
                   Partimos como para una guerra porque los agoreros de siempre dijeron que en Venezuela estaba la grande, no había qué comer y hasta el papel higiénico escaseaba. La televisión chilena también puso lo suyo. Nosotros sabíamos que el derechista Capriles desde hace tiempo orquesta una campaña sucia para desestabilizar el gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero nos preocupamos y por si las moscas, como decimos en Chile, pusimos galletas, almendras, maní, pasas y algunos rollos del dichoso papel. Por otra parte, una peluquera dijo que nos íbamos a morir de calor, porque allá caían los patos asados, ya que la temperatura era entre treinta y ocho y cuarenta grados. Alguien agregó que Caracas era una ciudad tan, pero tan peligrosa que nos iban a robar hasta los zapatos. Amigos míos, a más de alguno le parecerá un poco cursi lo que voy a escribir aquí. Con Ana María pensamos que sí, los venezolanos son unos ladrones porque nos dejaron sin corazón.
                   Lo que nadie nos contó  fue que el presidente Maduro recibió el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura  y la Alimentación (FAO) por haber realizado progresos en la lucha contra el hambre y que viajó a Roma para recibir este reconocimiento, y para asistir a una audiencia con el papa Francisco, y reunirse con el presidente italiano, Giorgio Napolitano.
                   Nunca ocupamos los comestibles, ya que Alejandro Silva, Productor General del evento, nos llevó al Hotel President, allí éramos los regalones de los mozos que tuvieron hasta la gentileza de prepararnos el plato tradicional de Venezuela, pabellón criollo (porotitos negros, carne mechada, arroz y plátano frito). Una exquisitez. Hago mención especial de Douglas y David, un tesoro de mozo diría Ana María, yo me quedo con  la amabilidad y simpatía de ellos, el hacernos sentir como en casa.
                   Un invierno maravilloso regaló temperaturas de no más de veintiocho grados. La lluvia alguna vez nos atrapó, pero sin el frío de nuestro Chile.
                   El Ministerio del Poder Popular para la Cultura y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello organizó el festival cuyo inicio fue el domingo  dieciséis de junio en la Galería de Arte Nacional, a las once de la mañana.
                   El Décimo Festival Mundial de Poesía, Canto Común, fue un homenaje al comandante Hugo Chávez, el más nuestro de los nuestros, le llaman los venezolanos. También se honró a Chelías Villarroel, José Antonio Escalona Escalona, fallecido este año y Carlos César Rodríguez, tres poetas populares de gran trayectoria.
                   La bienvenida estuvo a cargo de William Osuna, Presidente de la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.
                   Durante el transcurso del festival leímos en distintos lugares de Caracas y del estado de Miranda. Destaco el teatro Teresa Carreño, uno de los más importantes de Latinoamérica y la Biblioteca Nacional.
                   Larga es la lista de poetas internacionales que participamos en el evento. Acá no hay triunfadores como en Viña del Mar. Sin embargo, debo contarles que todos fuimos ganadores, los poetas conocimos un país solidario que vive una revolución con todos sus problemas y avances. El público, por otra parte, se conecta gratuitamente con la poesía, música, baile, cine.
                   En lo que a mí respecta, mostré mi trabajo en seis lugares y debo confesar que en el teatro Teresa Carreño sentí pánico escénico, el cuerpo se me enfrió y con la garganta apretada pensé que iba a tener, además, dificultades para llegar hasta el micrófono porque no veía. En el momento de mi participación anduve tres pasos y me devolví a mi silla, asustada, en ese instante alguien gritó: "Adelante, Chile" y eso bastó. Caminé y leí sin problemas. Después supe que fue Edmundo Herrera el que me alentó con su grito. Gracias, amigo.
                   Tuve el honor de compartir escenario con diversos poetas en el transcurso del festival. Nombro a algunos; Shen Wei (China), Xóchil Schultz (Alemania), Seung Ho Choi (Corea del Sur), Laxmi Shankar Bajpal (India), Safaa Hathot (Palestina), Enrique Bacci (Uruguay), Ami Karim (Francia), Rubén Reyes (México), Alejandro Cabrol (Argentina) y Luigi Cinque (Italia). Entre los venezolanos, menciono a Humberto Gómez García, Carlos Britto, Juan Chávez, Aracelis García y la Batería de Poetas Avanzadoras de Monagas: Ana Anka, Carmen Vera, Daniela Martínez, Rosalba Maestre, Yoconda Correa, Ana Karina Martínez y Elena Asturias.   
                   Me vine con una frustración menor entre tanta cosa buena. Yo admiro al poeta argentino Hugo Mujica, él estaba en el festival, sin embargo no coincidimos en el hotel ni compartimos escenario. Lo vi de lejos y escuché su lectura como público en el teatro Teresa Carreño. Perdí la oportunidad de hablar con él y obsequiarle mi primer libro, El viaje, en éste coloqué algunos versos de Mujica como un homenaje al destacado poeta.
                   Mucho más podría contar. Fueron once días plenos de actividad. Algunas veces éramos simples turistas. Cuando no teníamos que leer nos escapábamos para conocer a la gente y la ciudad, mezclándonos con los venezolanos comunes y corrientes, muchos hablaron del presidente Chávez, que les enseñó a valorarse como personas y recuperar la dignidad. Cuando encontrábamos algún disidente le contábamos que acá en Chile no teníamos educación ni salud gratuita. Nos miraban y partían en silencio. Tal vez no creían que en nuestro país todo es un negociado.
                   Estimados lectores, antes de finalizar quiero hablarles de los artesanos del Hotel Alba. Estábamos mirando en un local y uno de ellos me pidió que les recitara. Accedí y comencé: Anclado en esta ventana
                               un caracol contempla
                              los minutos... y así desgranaba mi poema hasta que de repente miré y
había bastante gente. Escuchaban con respeto, quedé en blanco y no pude seguir. Ellos
tan gentiles, igual aplaudieron. Alguna vez bromeando una de las artesanas me cobró la parte del poema que les debía. Después nos pilló la máquina, no pude ir a despedirme  y lo siento tanto.
                   
 Quisiera agradecer a una de las artesanas que me regaló aquel hermoso marcapáginas de metal, ahora lo uso en mis presentaciones,  gracias a la Embajada de Venezuela, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a Alejandro Silva,  quién siempre estuvo ayudándonos, a la Sociedad de Escritores de Chile y a Ulrike Sánchez, Humberto Gómez García y Max Efraín Pérez por el regalo de sus libros . Sé que de algunos me habré olvidado en estas notas, pido disculpas. Desde la emoción y la añoranza, escribo. Muchas gracias.
                  

                                            Emilia Páez Salinas.

                   Maipú, 21 de agosto de 2013.

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