domingo, 6 de octubre de 2013

POEMAS DE ENRIQUE DARÍO LAMAS



REGRESIÓN

Salí de mi mismo
en busca de la identidad perdida.
Preocupado, porque entre la discriminación y el olvido
ronda la muerte ciudadana.
Estaba entre la multitud mientras
arriba en el escenario dieron uno a uno
los nombres de mi grupo, pero yo no aparecía.
Alguien, un no sé quién
ocupaba mi rol, mi pertenencia, mi camino
Entonces, mientras palpitaba una vida incierta,
en la alta marea de la ciudad
una bandada de casi amigos, me saludaron;
venían contentos, impulsados por alguna corriente urbana
o suburbana. Ya no sé quién soy – les dije –
dejé de ser Fulano de Tal.
Ellos rieron, pensaron que era un chiste.
Cerca, en una agencia de vuelos zodiacales,
pedí un boleto de regreso
hacia un pasado adormecido, desde donde aún recibía
vibraciones de vivencias casi ocultas, olvidadas.
Me ofrecieron la ruta de mis constelaciones preferidas
y así recuperar la vida de los tiempos perdidos.
Llegué a un lugar del cual alguna vez había salido
Fue un reencuentro con las casas que yo amaba;
pero donde abrían ventanas, asomaban penumbras
y las techumbres lucían,
como decorados sombreros mejicanos.
Estaba el mismo quiosco de banderas
y en él busqué un pasaporte, un manuscrito,
algún pergamino que indicara cuál era mi alma
entre las tantas chispas desprendidas,
de la columna del fuego espiritual;
algún documento que explicara
lo antiguo de mi ser.
Que contara que tengo cincuenta milenios
a lo menos,
de muertes y resucitaciones.
Pensativo alcancé hasta la casa
de una antigua amiga mía,
bien parecida, ni joven, ni vieja.
Con un dejo de reproche en la voz
dijo – “tú lo sabes, mi vida ha sido puro sacrificio.
Ya no me busques,
las cosas son como son,
no hay más respuestas”.


EL HOMBRE EN TERCERA DIMENSIÓN

Los tres reinos: a) de la pureza exenta de maldad.
                          b) de la coacción, el poder y la     esclavitud
                          c) el reino de la libertad

Salgamos de las trincheras.
Hemos sido marionetas.
¡Cómo pudimos ser tan tan tan…!
No pudimos ver que el crimen, la injusticia y la mentira
estaban en el centro, en la izquierda y la derecha
El emperador dinero y sus afluentes,
nos llenaron la cabeza de infelices ilusiones
Dejemos ahora ya las banderas, las enseñas
la Charía, la Thorá, el Mein Kampf, el Manifiesto
Que se pudran en el fondo de la zanja
que lleguen ahí las hormigas decodificadoras
y tomemos aire puro, porque ahora
tenemos que luchar contra nosotros mismos
purgar las basuras impregnadas de la esclavitud mental
y llorar porque el amor se escapó de nuestras manos
mientras soñábamos con el poder y la gloria.
Son los reinos, el regalo celestial
según otros, una entrega de la reina Evolución,
porque tenemos a nuestros pies, la piel,
la lengua afuera y la mirada pura,
Pero al convivir con el poder también pedimos
la espectacular exquisitez de ser seres superiores
Y el pináculo, el trono, el sitial, el palco,
La mirra, el solideo, el báculo, el incienso.
Sin embargo en el tercer reino,
la libertad se encuentra tierra adentro,
nos mira desde lejos,
el corazón va hacia ella y late en perspectiva
Pero vuelve pronto a cuidar a sus preciados huesos,.
a veces logramos pellizcar el infinito;
hay un poco de inmortalidad en ese vuelo
como el pez que se eleva para tragarse el cielo.
Sin embargo,
la libertad no habita en el pasado.
Llegar hasta ella es dar en el futuro,
pero éste se aleja, igual que las montañas,
Se alejan graznando injurias esos pájaros salvajes.

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