domingo, 5 de octubre de 2014

PARRA Y LA CONTRACULTURA





La cultura conduce núcleos activos de pensamientos y sentimientos sociales. Pero existe el agotamiento de las formas expresivas cuando se acaramelan, se ponen siúticas o simplemente saturan los medios de comunicación. La contracultura debe tomarse como una renovación y no como una eliminación. El Danubio Azul sigue con admiradores a pesar de los valses peruanos. El tango no elimina al fandango ni el bandoneón al acordeón salvo en las orquestas típicas. La cueca chora no está contra la tradicional. Tampoco el "terremoto" o el trago guachaca eliminan el whisky on the rocks. No es correcto decir que las expresiones "contra" son superiores o inferiores, mejores o peores, o menos cultas. Nicanor Parra es fìsico teórico, matemático avanzado, traduce a Shakespeare como los buenos Y lo vemos en las fotos con el birrete junto a doctores en la Universidad de Oxford. No me parece eso sí correcto llamar a sus poemas, antipoemas. El hombre imaginario, tan repetido ahora, tiene la técnica lingüística de concentración de voces para lograr horadar más intenso las piedras mentales. Su hermana Violeta es super contra y cambia la tonada llena de afectación y languidez, por otra dura, contestataria. En la contracultura hay mucho que decir y paños que cortar, pero quiero terminar con otro contra como es el poeta Zurita que arremete contra Lihn, Teillier, G. Rojas y los llama tajantemente autistas porque cree que se encerraron en torres de marfil. Y es cierto que muchos literatos se hacen los sordos o no quieren escuchar el tintineo de las espuelas de los jinetes que conducen los caballos del apocalipsis.


                                                       Enrique Darío Lamas

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