Juan Ramón Cuello Formas
Ya con sesenta y tres años viviendo en
este mundo de controversias, equívocos, engaños, mentira y una que otra cosa
rescatable, he acopiado, como era de esperar, una aceptable cantidad de
experiencia en relación a muchos y variados temas.
Entre otras cosas me he percatado que
hay reglas que los hombres se han dado, pero que, o son letra muerta la mayoría
de las veces, o debieran leerse al revés llegado el momento.
Uno de las frecuentes tergiversaciones o
dudas se centra en aquellos compendios de sabiduría llamados proverbios o
refranes y es este punto el que precisamente me he dispuesto a abordar aquí.
Estos usuales pensamientos sintetizan,
sin duda muchas veces, lo que es el comportamiento humano frente a situaciones
específicas, pero a mi juicio no
siempre son asertivos.
Haré enseguida un breve análisis de
algunos de ellos.
BIENAVENTURADOS
LOS POBRES DE ESPÍRITU, QUE DE ELLOS SERÁ EL REINO DE LOS CIELOS.
Me parece que de ninguna manera hay que
glorificar a los pobres de espíritu y ni pensar que será de ellos el Reino.
Si por pobres de espíritu son llamados
los ignorantes, los indolentes, los flojos, en resumen aquella gente elemental
que debemos soportar a diario, porque no tenemos otra alternativa, prefiero
irme a cualquier parte menos al reino de que habla el refrán.
Quisiera entender que los que entrarán
por la puerta ancha al cielo serán los ricos de espíritu, es decir aquellos
seres sensibles, generosos, que se conmueven ante la belleza porque la saben
apreciar, los agudos de mente. Los que comprenden el mundo, sintiéndose
incómodos, por lo que ven y escuchan y
hacen algo por cambiarlo, en una palabra, los brillantes. Y no nos engañemos,
porque todos sabemos quienes son y donde están.
MAL
DE MUCHOS, CONSUELO DE TONTOS
El consuelo, o la resignación que
sentimos cuando hay un mal que sabemos
lo es común para todos, no revela tontera de ningún modo, sino por el
contrario, muestra una práctica y clara inteligencia.
Es de sentido común el considerar que
cuando la adversidad es colectiva, no es digna de ser tachada como personal
afrenta o desgracia y es consolador saber que todos la están sufriendo por
igual.
De tonto no tiene nada el que sabe darse
cuenta que no es el único que padece los rigores de esta vida y que una cruz
cargamos todos, sea esta más pequeña o más grande.
LO
BUENO, SI ES BREVE, ES DOS VECES BUENO.
En la dimensión en que vivimos, este
refrán puede que se ajuste muy bien y eso porque aquí existe lo bueno y lo
malo, instancia que obedece a la dualidad con que este mundo fue creado, es
decir, todo con dos caras (bonito-feo, frío-caliente, cercano-lejano). Así las
cosas, es menester que lo que es bueno sea breve porque es la forma que se
destaca frente a tantos malos hábitos y situaciones negativas.
Hay quienes, eso sí, aspiramos a que nuestras almas se cobijen en
alguna dimensión en que no exista el mal, y lo bueno sea una maravillosa rutina
abundante y bella.
Tenemos derecho a soñar que sea así y en
lo personal me ayuda y me empuja a creer en ello mi inquebrantable fe
religiosa, quizás sin apellido, pero no por ello menos fuerte y profunda.
A
QUIEN DIOS NO LE DA HIJOS, EL DIABLO LE DA SOBRINOS.
Por decisión propia, no traje hijos a
este mundo, pero la vida se ha encargado de proveerme de innumerables primos y
amigos, todos ellos con nutrida prole. Niños y niñas que me dicen tío como es
la costumbre.
Tengo en consecuencia, muchos sobrinos y
todos son muy cariñosos, amables y respetuosos conmigo, haciéndose acreedores,
por tanto, a mi cariño sincero. ¿Por qué entonces tendría que ser el diablo el
que me los dio?
Me considero afortunado por haber
recibido como regalo a estos sobrinos.
Mi hijo propio se encuentra muy bien en
la instancia en que yo decidí que permaneciera, pero si otros optaron por traer
hijos, y convertirlos en mis sobrinos, pues bienvenidos sean. Respecto a
traerlos o no traerlos, ya llegará la hora de saber quien tuvo la razón.
A
RIO REVUELTO, GANANCIA DE PESCADORES.
Es de sabio convenir que un río revuelto
por lo general conlleva situaciones desastrosas, en las que nadie resulta
ganador.
La Historia muestra innumerables pruebas
al respecto, de tal suerte que creer que los pescadores ganan, no es más que
una utopía irresponsable.
ABRIL,
AGUAS MIL.
Comprobadamente en la actualidad, con la
manipulación criminal que el ser humano ha hecho del clima, pasa abril, mayo y
hasta junio y las aguas, lejos de ser mil no llegan ni a cien.
LA
RELIGION ES EL OPIO DEL PUEBLO.
Si por opio se entiende el aferrarse a
la creencia de un ser superior, que todo lo puede y lo dispone, y que nos
proporciona la posibilidad de pedirle milagros, y además tener resignación
frente a lo negativo, ese opio nos resulta del todo útil y consolador.
La vida se nos hace más llevadera, y sin
tener necesariamente que verlo o tocarlo, sigue nuestros pasos y tenemos
derecho a pensar que nos guía por el bien.
Este refrán data de la época en que una
doctrina política, absolutamente materialista necesitaba, para afianzarse, que
el pueblo no creyera en nada sino en ella. Hubo un fin perverso y específico
que se persiguió. Eran los jerarcas de
ese movimiento los que preconizaban esa idea, con el fin preciso de no tener
obstáculo de ningún orden para llevar a cabo el aplastamiento total de la gente
por ellos gobernada.
El tiempo, esa instancia sabia, se ha
encargado de demostrar que no pudieron obtener lo que querían y hoy esas gentes
creen, más firme que nunca, en ese ser que pretendieron proscribirles.
Tengo, en lo personal, una profunda
desconfianza en aquellos que niegan la existencia de Dios y por lo consiguiente
no acatan sus leyes.
Me pregunto: si no son temerosos de las
disposiciones divinas, ¿lo serán de las leyes de los hombres?
Por último traigo a colación lo dicho
por ese poeta alemán tan admirado, y que se llamó Friedrich Holderlin:
“Sólo creen en lo divino, aquellos que
son divinos”
HAZ
EL BIEN, Y NO MIRES A QUIEN.
No es un secreto para nadie que siempre
o la mayoría de las veces, nuestros recursos propios son escasos, y por lo
tanto, si decidimos compartirlos, debemos aquilatar muy bien a los depositarios
de nuestra generosidad.
Si ayudamos con desorden o sin método,
lo más probable es que esos recursos caigan en manos de quienes no los merecen,
o que se pierdan lastimosamente.
A objeto de conseguir la optimización
del uso de lo que regalamos, es necesario saber a cabalidad quien será el
beneficiado. Si de ello nos preocupamos, lo entregado podrá tener efectos
multiplicadores.
CRIA
CUERVOS, QUE TE SACARÁN LOS OJOS.
No estoy seguro que- pájaros de feo
aspecto pudieran ser, necesariamente, nuestros traidores.
La experiencia nos dice que incluso los
canarios, tan bellos, cantarinos, tímidos y de aspecto frágil, pueden, llegada
la ocasión, ser para nosotros peligrosos malhechores.
Es tan sólo que las circunstancias lo
ameriten, para que de súbito y con malas artes, nos saquen los ojos aquellos
que menos imaginábamos, y que los “cuervos” no sólo no nos ataquen, sino sean
nuestros protectores.
TODO
TIEMPO PASADO FUE MEJOR.
Me asiste la más plena seguridad que
este refrán pone, en letras de molde, una verdad que nos pesa como el plomo.
Es, por lo tanto, absolutamente
irrebatible y por ende distinto de los ya analizados.
Pido disculpas si me refiero a mi
mentalidad de contador, en donde vale el saldo por encima de todo, y el balance
final que registra mi conciencia y modesta inteligencia, es que hoy vivimos un
tiempo nefasto, inconmensurablemente más negativo que el que vivimos hasta hace
no muchos años.
Esto, a mi juicio, se debe a la
progresiva e inexorable degeneración y
deterioro que sufre todo elemento, vivo o no, con el correr de los años..
A este respecto, el ser humano se las ha
arreglado para que con un maquillaje muy sutil, las cosas se vean de distinta
manera.
A mí, en lo personal, no se me engaña y
me permitiré hacer un poco de historia al respecto.
Las que, en su momento, pensé que eran
condiciones inapropiadas e inconvenientes en este mundo, para que fuera el
cobijo de un ser que yo engendrara, hoy muchos años después, me obligan a
cambiar esos conceptos suaves y educados, para trocarlos por calificaciones
como vomitivas, criminales y asquerosas.
Si ayer tomé la resolución de no traer a
mi hijo, en virtud de analizar el ambiente al que él llegaría a vivir, hoy esa
negación sería una perentoria obligación moral inaplazable.
La maldad, que ha acompañado al ser
humano desde que puso pie sobre la tierra, hoy no sólo se ha recrudecido, sino
que, ayudada por la tecnología, se ha sofisticado, logrando efectos de suyo
negativos, mucho más extendidos y gravitantes que en el pasado.
Los repugnantes vicios de esta actual
sociedad tendrán que pagarse, más temprano que tarde. La crueldad, el egoísmo, el desprecio por los derechos del
prójimo, todo ello cubierto o maquillado
por lo que dice un manual de mentiras, hipocresías, desidia,
irresponsabilidad y falta de decisión, se saldarán a precio altísimo.
Lo que hoy vive el mundo es una juerga,
una orgía de borrachos, basada en la glorificación de la tecnología y en el
endiosamiento de ese nuevo Vellocino de Oro, que es el dinero, el que se trata
de obtener pasando por todo y a cualquier precio.
Este atajo de equivocaciones y desvaríos
deberá ser pagado, y a un costo muy alto. Quienes lo pagarán serán los que aún
no han nacido, o que tienen cortos años de edad. Es una de las razones por las
cuales tengo hacia los niños un profundo respeto y una gran lástima,
acompañados por lo tanto, de un gran cariño.
He vivido lo suficiente como para expresar que viví otra vida en el
pasado, con otra gente y otros valores, infinitamente mejores que los
existentes en los días que hoy corren
vertiginosos.
Debo dar término a estas líneas. El
computador me dice que llevo ya cinco páginas, y el tema da como para otras
cinco, diez, veinte o más.
El tema de desmenuzar refranes es
apasionante por las múltiples controversias que pueden resultar, salvo el
último al que me he referido, que es tan cierto como la muerte.
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