Primer premio
Tiempo
Irene Palacios
¿Qué es el tiempo sin el aliento de
las hojas por tus pies, descalzos?
¿ Qué es la alegría sin el
rostro emocionado de tus ojos húmedos?
¿ Qué es este tiempo que me
quita millones de células y sueños?
¿ Qué es un atardecer sin la
tibia mano que lo acompañe?
¿ Este tiempo largo haciendo
plumadas en la arena?
¿ Desbocándose en inmensas olas
que no logran llegar a mi orilla?
¡gélidos silencios penetrando cuevas
inconmensurables!
¡ Qué es mi vida sin tu
existencia!
¿ Dejando abandonados los
noticieros de la noche, las riñas amatorias de los gatos en mi tejado?
¿Qué valor tiene el tiempo
transcurrido desde mi embrión hasta el esqueleto en que me he convertido?
¿Sin la risa, el llanto, la lucha
apasionada, las ideas lanzadas en el vidrio, el pulsar la cuerda desafinada y
exhalar el clima soleado de esta tarde?
Qué es el tiempo…
sino la ilusión de estrellas
que visita mi paisaje.
Segundo
premio
después del vals
Pilar Arratia
abrazos deseos de felicidad arriba el novio abajo
la novia
brindis del mejor amigo llorando abandono
tras una persiana fisgoneando detalles
la pitonisa con el mal augurio de fondo en los
ojos
la madre del novio rumiando calificativos
una yegua sin formas pobre su hijo embaucado
cuatro de la madrugada hora del escape
camino al sexo motel Toy et Moi mal poema el
inicio
como cualquier boda para cumplir con el deber
vestidos de novios sellaron el pacto
fuga de la soltería la novia carga con un fracaso
perfecto el novio dueño de la verdad
la historia cuenta de esa noche hiel el insomnio
recorrió la garganta
palabra
incoherencia y cadera pegada al abrazo
ella otorgando promesas él jamás cree en cuentos
la madre del novio y pitonisa ojo agudo
apuestan por la derrota contarán los meses los
años
marcando con palitos una en rojo la otra en negro
el fin
pero ellos acomodan los cuerpos al departamento
muñeca
gritos de él llenan espacios luego ella acepta el
perfume sonríe
pasean la piel con la estufa encendida otra
reconciliación
miran amanecer y nuevas promesas tapizan las
paredes
noches de escape cigarro entre los dedos copas de
vino
amigas sirven para llorar la pena boca roja
como siempre saborea restos de vino para soltar
la lengua
otro acaricia su hombro baila bebe besa
una noche más definitiva y segura cae en la
traición
imitando una dama apaga la luz de cualquier motel
se acerca
borracha en los brazos de otro es la costumbre
desgreñada y absurda llora junto al amigo con
ventajas
regresa con el paso quebradizo de los tacos de
moda
él despierta el deseo con la otra que lo acamala
y un amor cursi
envuelto en lluvia vibra por las calles
pasean a escondidas de la mano
ajenos observan el hastío del departamento muñeca
moradores de cualquier historia y fotos del vals
en picada al basurero
pero insistentes sostienen la miseria
estómago y cabeza centrifugan ideas
ella no rebaja su culpa él afirma el lado ancho
del embudo
apretándose los dedos a la hora de la cena
entre tanto pitonisa y suegra lavan cortinas
sacuden el polvo del odio y esperan
culpan de calentura a la huesuda con experiencia
apuestan un asado por el fracaso
en su rol secundario de esposa engañada
inventa una cama fuego para recuperar el deseo
recorre los agujeros del alma y renueva los votos
de quererlo
probando a decir te quiero
él trae a la otra para ganar fuerzas en silencio
escucha el concierto
inevitablemente notas magras marcan el compás
no hubo viaje de verano que trajera sol ni
invierno que trajera lluvia
ni remedios caseros terapias hipnosis que
volvieran a juntar el alma con los huesos
la muerte recuperó su espacio y una lágrima se
congeló
fue hora de la otra de caderas bailables y un
caminar viento
ésa que mordió la boca de aquel hombre en la
primera cita
de cara alegre manos ligeras para la caricia y el
placer
hiperbólica en el habla y más sexo a horas del
invierno
la sombra de ésa depositó su nombre
en medio de las sábanas y ya no fue lo mismo
llegó cruzando los años puso la cruz al fracaso
ésa que baila en el cuerpo del hombre
ésa que transita los pasillos de Una casa para el
señor biswas
y huele extasiada cada perfume de Yean-Bapitste
Grenouille
agazapada en su primer invierno y salida al mundo
que la llevó derecho a unos brazos que la
aguardaban
suegra y pitonisa recuerdan risueñas detalles del
desastre
y astutas regalan cómplices un libro de Coelho
autor favorito de la desdichada
que la haga suspirar no más cigarros y tragos
pañuelos desechables ofrecen
pero la historia dice que no hubo luto
ella volvió a las andanzas con el pucho en la
boca y todavía ríe
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