miércoles, 30 de noviembre de 2011

FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO


Stand de Cuba


Stand de Bolivia

Stand de Marruecos


Este año la Feria del Libro de Santiago me produjo desencanto. Es posible que se necesite alguna renovación. No es agradable trepar varios pisos por escaleras estrechas y mal iluminadas buscando el sitio de una presentación de libros o charla literaria. No hay facilidades para las personas con discapacidad. Los escalones no son precisamente amigables. Quizá hizo falta permanecer la jornada completa para poder buscar con más acuciosidad algún tesoro escondido.




La autora de uno de los cuentos de ¡Basta! leyendo su cuento.



Estuve en la presentación del libro ¡Basta! 100 mujeres contra la violencia de género, preparada por Pía Barros. Libro de cuentos cortos, impactantes. Copio el de Alejandra Wolleter: Escarmiento:

“ Le dije al Guarén que no trajera el bate, que bastaba con los bototos con punta de fierro. Es que el Guarén es hombre de convicciones, no como yo que me quedé atrás cuando apareció, taconeando, la maraca. De un solo combo la tumbaron. Salieron volando su peluca, sus zapatos y su cartera. El Guarén comenzó a afanarse en la cara de la huevona con el bate, la reventamos. Bueno, fueron ellos, con sus patadas. Yo tenía miedo, no sé pos, que se fuera cortada y alguien hablara. Después, antes de irnos, el Guarén satisfecho me miró fijo y me dijo que el maricón – y ahí recién caché por qué era necesario el bate, porque no era mina- que el maricón quedó con el cráneo hecho pebre y la jeta tajeada, eso. Para que no pudiera besuquearse con ningún huevón, en un buen tiempo.”

Valió la pena darse una vuelta a mirar una parte de la colección de caracoles de Pablo Neruda.
Esta vez el stand de Cuba casi no tenía libros pues tuvieron problemas para despachar el material a tiempo. Una lástima porque los precios son muy accesibles. Se manifestó asombrado el exhibidor por el alto precio de nuestros libros que aún soportan el Iva que los vuelve inaccesibles a la mayoría de la población. El stand de Marruecos desplegaba sus revistas y libros de hermosas portadas e ilustraciones y una calígrafa dibujaba el nombre de los asistentes que se lo pidieran, en alfabeto árabe.
Es posible que la reacción de desencanto referida al comienzo, se deba a que el paso del tiempo parece pesar más en el precio de los libros y la compra de alguno, en especial los comics y otros textos ilustrados están ya lejos de mi alcance. En el fondo, se desea encontrar rebajas, ya que mucha de la mercadería expuesta es rezago de bodegas, pero para eso sería necesario asistir el último día y no tuve esa previsión.
A pesar de todo, es agradable (y agotador) dar unas vueltas por la feria, hojear algunos libros y encontrarse con algunos conocidos que andan en lo mismo.

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