Osvaldo Mora Rivas.
Allí llegó el amor con su pureza, con
cálida voz al mar le dijo: amigo del
saber y de la tierra, dueño de la razón,
eres inmenso, de gran fertilidad y eres
tan bello; tú no aceptas cadenas, ni
tiranos, inagotable fuente de
alimentos; con furia enceguecida,
castigas
cuando te contaminan y matan
la semilla de tu vientre perfecto.
Yo comparto tu enojo. Da miedo; sé
que un día no lejano, invadirás
los valles, aplastarás montañas,
sepultarás riquezas que acumulan los
hombres con sufrimiento ajeno;
remojarás tus aguas salares y desiertos,
fértil tierra será,
lo que ha sido tu lecho.
Y nosotros los hombres,
mezquinos y ciegos,
dormiremos la muerte por
millones de años;
fecundando la tierra en
nuestro largo sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario