Lejos
La distancia tiene forma de guadaña
Cuando tu voz es la de un teléfono ocupado
Cuando tu mirada me dibuja invisible
Cuando tu voluntad elige de mi cariño ausencia
La distancia tiene forma de guadaña
de silencio árido
que congela el cariño
y la pena hierve.
En el paradero
Mientras espero el vehiculo verde con blanco, mi celular vibra alarmado: su pantalla me lee: ‘’terminamos, lo siento, cuídate. ’’ Viene, levanto mi dedo índice, estiro mi brazo como la barrera negra amarilla de los rieles ferroviarios, aun así, la quiebra y sigue su rumbo, indiferente. ‘’ Se me paso la micro… ya vendrá otra. ‘’ dije y reí.
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La micro se cree ferrari en el gris reflejo de las nubes, miro como la cotidianidad avanza hacia atrás, veloz. Para. Sube un peinado enmarañado parecido a un montón de paja con un bolso. Parte. Recita la típica ganga: ''Señores pasajeros... compre... tan solo cien...'' (el ruido del motor opaca su guión, aunque algo alcanzo a oír: ''lleve su parche curita... no está demás... siempre hay algo que sana...'' y la micro frena y la alfalfa se tambalea) Para. El vidrio me revela tristeza: dos bocas se acarician encendidas en el paradero, la de un tipo equis y la de mi fiel polola, dulce, dulce coincidencia. Parte. El señor de los bucles tormentosos observa como se diluyen las imágenes en el vidrio. Le hago una seña y viene con ojos de cien pesos. Se los doy y me pasa una tira de parches. Corto el primero, lo doy vuelta, saco el par de papelitos blancos y veo una herida de lagrimas rojas.
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