domingo, 24 de abril de 2011

Gracias, señora Michelle



                                                       


                              Enrique Lamas Morales



Mucho más que el título de abogada, nos ha deslumbrado su cualidad pedagógica, que tanto echamos de menos en nuestros profesores.

Esta sociedad farandulera, gonzalocacerina, esperaba de Ud. una demostración del título de mujer elegante. Puede que lo sea. Sin duda ha demostrado que es la mujer  perspicaz que hace mucho necesitábamos como referente, con sencillez y  convicción en lo que piensa. Ojalá  su clase magistral haya logrado ahuyentar en los estudiantes del colegio de Renca, los pajaritos erráticos y la absurda creencia  que el éxito llega con pases mágicos a lo Harry Potter o con la participación en programas de T.V., en los cuales se les hace creer que las mayores posibilidades de triunfo están en  convertirse en artistas del baile, del canto, del malabarismo, todo ello unido a la varita maravillosa del azar, la suerte y el llanterío.

Usted dio ejemplos personales y locales de que es posible ser alguien valioso mediante el sacrificio, la dedicación, el esfuerzo, la perseverancia.

Señora, porque usted se lo merece, le deseo que pueda alguna vez caminar por las calles  con su andar tranquilo, sin cientos de guardaespaldas, en una comunidad realmente democrática donde exista el respeto a las personas. Por desgracia el Capitalismo ha degenerado en sociedades violentas, pues la apropiación y la conservación de los haberes se hace en desmedro de otras gentes. Así ha florecido la Norteamérica ilimitada,  sin contemplaciones con los países que ha pisoteado y que continúan en la miseria y el subdesarrollo.

Claro está que en estos países de tercera clase siempre hay un riquerío asociado al gran poder, que aplaude y obedece porque con eso sus privilegios están asegurados.

Buen viaje, señora Michelle Obama.

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