domingo, 3 de octubre de 2010

De cómo Nelson González se convirtió en conserje


                                             por Patricia Franco


Esperaba mi turno para un examen médico pedido con insistencia, eso de "para corroborar hallazgo", bla, bla. Ya había pasado una hora en tal inactividad y la clientela se impacientaba. Estaba metida en un libro tamaño espera de consultorio, cuando llegó una entusiasta vendedora de ¡Help!. La miré con cara de  plis no a mi, pero insistió. Primero me preguntó la edad, se la dije,  acentuó su cara de lástima comprensiva y también su posibilidad de éxito. Se explayó en las ventajas del sistema y en todas las tragedias que podían pasarme. Le conté del caso de aquella anciana con asma que llamó al citado servicio, le contestaron que no figuraba como afiliada y eso fue lo último que escuchó en vida. La vendedora puso cara de ¡a mi que me registren! 


Luego sostuve mi negativa al ofrecimiento diciendo que, si bien podría estar en condiciones de hacer la llamada telefónica, viviendo sola ¿quien abriría el portón  del pasaje y luego mi puerta? Dijo que ellos tenían solución en esos casos, o sea ningún problema con entrar a casas cerradas. "Tenemos gran experiencia en acceso a condominios - dijo y luego aseguró que siempre podían comunicarse con el conserje. Ahí me dio un poco de risa. Seguí explicando, pues quizá ella viene de alguna comuna más civilizada. "Aquí vive  gran cantidad de gente que proviene de poblaciones marginales erradicadas, campamentos, etc. Conserje es un término que no se ocupa". Después me acordé del Nelson González y lo vi clarito con gorro y chaqueta con botones dorados, vigilando desde su caseta, mostrando los dientes a los funcionarios de Help - ¡No se oye padre, aquí no entra nadie sin mi autorización! Y ladra que te ladra, corriendo con su patita coja detrás de los salvadores de ancianitas infartadas.


Mañana escribiré en el frontis de su vivienda: "Nelson González, conserje". A lo mejor así lo comienzan a tratar con más respeto los gatos insolentes que se pretendan comer su alimento (y sepan leer).

1 comentario:

  1. Patricia agradesco enormemente tus palabras en mi blog, me es. de suma importancia tus opiniones para mi crecer como posible poeta
    mil besos y mil gracias

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