por Enrique Darío Lamas
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Un violinista famoso que nunca se separaba del estuche con el violín en su interior, se extravió en la selva lejos de sus acompañantes y de pronto se vio rodeado por una manada de leones amenazantes. Se le ocurrió entonces sacar su violín para calmarlos e interpretar algunas piezas de su repertorio. Tuvo éxito porque estaban como arrobados disfrutando de las melodías. Pero de improviso surgió del fondo un león joven que se abalanzó sobre el violinista y destrozó al artista y al instrumento. Los otros leones comentaron :" Tenía que llegar el Sordo y acabar con el concierto."
En el concierto ( o sistema) social tenemos también un león sordo y es la adolescencia. Es cierto que algunas familias y algunas instituciones educativas logran destapar las orejas de muchos adolescentes. Pero una gran porción de ellos actúa siguiendo el primer impulso de destruir todo lo que creen entorpece su realización personal, su libre paso para encontrar su rol o su identidad como dicen los psicólogos.
El problema adolescencia que comienza en los individuos a los 12 años (+ o -) es una situación permanente, instalada en todas las sociedades, es decir que los individuos salen de ella pero la sociedad sigue siempre con esa mochila, de la misma manera que siempre tiene a la viejitud o vejez como una preocupación.
El caso es que hemos vivido en los últimos veinte años una agudización y aumento de la problemática con esta etapa del desarrollo de los seres, pues se ha asociado con la droga y, en forma transversal, todas las instituciones, no solamente la educación, se ven afectadas. El peso económico que produce la delincuencia, el sistema carcelario colapsado, la nula reinserción de los delincuentes juveniles, el fracaso del SENAME ,de las instituciones educativas, la inseguridad social que trae esto consigo, la impotencia frente al matonaje en las escuelas, el aumento de los suicidios, violaciones, crímenes y tantas otras desgracias, deben producir en nosotros un efecto de rebelión frente a la incapacidad que demostramos primeramente por no comprender a cabalidad las causas y desarrollar programas para corregir las desviaciones.
Un violinista famoso que nunca se separaba del estuche con el violín en su interior, se extravió en la selva lejos de sus acompañantes y de pronto se vio rodeado por una manada de leones amenazantes. Se le ocurrió entonces sacar su violín para calmarlos e interpretar algunas piezas de su repertorio. Tuvo éxito porque estaban como arrobados disfrutando de las melodías. Pero de improviso surgió del fondo un león joven que se abalanzó sobre el violinista y destrozó al artista y al instrumento. Los otros leones comentaron :" Tenía que llegar el Sordo y acabar con el concierto."
En el concierto ( o sistema) social tenemos también un león sordo y es la adolescencia. Es cierto que algunas familias y algunas instituciones educativas logran destapar las orejas de muchos adolescentes. Pero una gran porción de ellos actúa siguiendo el primer impulso de destruir todo lo que creen entorpece su realización personal, su libre paso para encontrar su rol o su identidad como dicen los psicólogos.
El problema adolescencia que comienza en los individuos a los 12 años (+ o -) es una situación permanente, instalada en todas las sociedades, es decir que los individuos salen de ella pero la sociedad sigue siempre con esa mochila, de la misma manera que siempre tiene a la viejitud o vejez como una preocupación.
El caso es que hemos vivido en los últimos veinte años una agudización y aumento de la problemática con esta etapa del desarrollo de los seres, pues se ha asociado con la droga y, en forma transversal, todas las instituciones, no solamente la educación, se ven afectadas. El peso económico que produce la delincuencia, el sistema carcelario colapsado, la nula reinserción de los delincuentes juveniles, el fracaso del SENAME ,de las instituciones educativas, la inseguridad social que trae esto consigo, la impotencia frente al matonaje en las escuelas, el aumento de los suicidios, violaciones, crímenes y tantas otras desgracias, deben producir en nosotros un efecto de rebelión frente a la incapacidad que demostramos primeramente por no comprender a cabalidad las causas y desarrollar programas para corregir las desviaciones.
Por todas estas fatalidades creo conveniente entregar algunas ideas en un ensayo y pedirles que nos sentemos juntos a analizar, a reflexionar sobre las posibilidades que aún tenemos de buscar soluciones.
Con mucho afecto y con la esperanza que trabajemos en ello, les saluda vuestro amigo,
Con mucho afecto y con la esperanza que trabajemos en ello, les saluda vuestro amigo,
Enrique.
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