por Emilia Páez Salinas
de la vida, libre y sola,
sola y libre
como ya dije
en otro poema.
El carillón del Templo
me regala una
melodía de
vez en
cuando.
Veo esos ojos del pimiento
que miró a
O´Higgins
peleando la
Patria.
Prisionero del cemento, árbol,
tus raíces en el
reggaeton del
McDonald´s
están las
caderas
moviendo.
Maipú, 23 de junio, año 2010.
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