miércoles, 31 de agosto de 2011

POEMAS




                       VELATORIO                                                                  



Julio Abel Sotomayor
La noche,
Como una buena amiga
Nos ha cobijado.
Ocultando un caudal de llanto
Que arrastró rencores
Y aplacó nuestra pena.

El alba crece como una ola
Que se derrumba sobre la arena.
Borrando  las huellas del que anduvo,
Espera  al caminante que vendrá.

Luego del café
Se limpiarán los ceniceros
Y nuestras lágrimas,
En una servilleta arrugada,
A la basura han de ir.

Mañana,
Saldremos al encuentro
De una nueva historia,
A congregar hechos
Y reconstruir la memoria.

 
PACIENCIA


Camino entre gaviotas sobre la arena húmeda
El día es gris y frío… 
¿Qué buscan estas frágiles aves
Entumidas y pacientes oteando el horizonte? 
Una que otra alza el vuelo
Al encuentro de las olas
Retornando luego, resignada;
No traen ellas lo que esperaba 
Anhelando que la jornada concluya
Agoto el tiempo contemplándolas.
Es un día más que te extraño,
Un día menos para estar contigo



ESPIA        

                                                Yorka Gallegos

Como hijos de la locura los
amantes
vuelan, vuelan explorando pliegues y
curvas
vuelan ciegos
tras la tormenta de
besos
devorándose uno al otro
igual que perros en pugna
luego         arden
con la premura de
una sed urgente

un espejismo
brilla ante mis ojos

muriendo como espía
al borde del infierno



RUTINA




El sueño de tu hijo
se interrumpe en el
paradero de la esquina
un bolso preñado
y el rigor del trabajo
curvan tu espalda

Cruzas jardines y plazas
la tarde se agota
y el sol juguetea
entre los árboles

¡Cuántas caricias
que a destino nunca llegaron!
¡cuántas horas de ausencia!
siestas sin arrullo
ni canto
ni tibieza
escapando de las manos

Corriendo por la vida
entre el hogar y el trabajo

se olvidó que la vida
no permite correr


BRINDIS

                  Gustavo Olate

Hoy
te invito mi querida
a brindar por la suerte
de saber que la vida
siempre vencerá a la muerte.

Porque mi pronta partida
me impedirá acariciarte
pero en canciones dormidas
siempre mi amor va a adorarte

pues
sabiéndote siempre mía,
sé que podré tenerte
y que al partir yo algún día
tu amor será  siempre más fuerte


PRONTO PASADO

Para el próximo verano
mi verano será invierno,
pues frente al correr de mis hijos
mi tranco se hará más lento;
me adentraré lluvia a lluvia
en mi anochecer sin regresos
y si es que hoy vivo en presente
mañana seré recuerdo



Del libro POEMAS DE ABRIL de Rolando Salas Cabrera


UNA GAVIOTA


Aquí en el centro del corazón
una gaviota.

Me la encontré vagando entre la tarde
cuando el mar vigilaba mis pasos
y el viento era un felino
que arañaba la espalda de la arena.

Me la encontré descifrando escrituras,
y su blancura emplumada
me pareció un presagio,
una llamada,
una pasión que eterna                           
se aposenta
en mitad del corazón
como una espada.

Aquí te tengo
pájara blanca del azul más hondo.
Aquí bates las velas
de tu blanco velero
y no sacias tu afán
ni con todos los ríos
de mi sangre.

En el centro del corazón
este signo, esta latencia,
  este abrazo mortal.
Tremolando en mis venas
sin consuelo.


LA LLUVIA


Uno tiene nostalgias de aguaceros.
De esas catedrales de la lluvia
que alguna vez mojaron las valijas
de este corazón deshabitado.

Uno quiere verla llegar, primero
fina y mansa, como una gacela enamorada;
luego, repiquetear en los balcones
y descargar su fiesta líquida
en la faz de la tierra y sus moradas.

Vivo en el secano de las almas
y muero por la lluvia y su alimento,
y diera la mitad del tiempo mío,
por una tarde antigua,
por un mar pequeñito,
que acudiera desde el cielo
y empapara el aroma de los besos.

Agua de mi memoria,
brincando te quiero,
correteando,
como un chiquillo agreste,
como una luz de plata
que viste mis más íntimas querencias.

No partiré sin escuchar tu trino,
tu mojada silueta en mis naufragios.



RETRATO                                                                                                                                                            
                                                                                                      
         Dejé las espinas caer
                                para no herir a nadie nunca,
                        por eso he llegado a esta página
                                entre desnudo y malherido
                                                                                                                                 P. Neruda

Solo soy un hombre solo y puro.
Recorrí los años, pegado a mis temblores.
Triunfé moderadamente
en todos los vicios que me arrimó la vida.
Y no pude ver el mundo que nacía,
porque nació muerto.
Un rictus en mi boca se perfila
como si fuera una sonrisa
y una lágrima perenne
se adueñó de mis ojos.

Me acostumbré a amar
con un sosiego
a los seres amados,
a la tarde, a las violetas
que se ocultan en la piel de la tierra;
me muero por los gatos
que libres danzan su amor en los tejados,
y me arrimo a la gente que transgrede
las normas sin violencia, más bien,
con la ternura encantada del rebelde.

Transgredir es el verbo más amable
y me pueblan sus voces infinitas.

El pan ha sido esquivo y en la lucha
me consumo sin luz, por la justicia.
Pero aprendí que el odio es el más fuerte
y el planeta una sombra de ignominia.
Ahora solo transito por las noches
con un vaso de vino, una palabra,
amigo del silencio y la nostalgia.
Sin embargo me encarno en quien padece
y no claudica mi voz
en esta farándula del miedo y la mentira.

He nacido en abril sin arrebatos
y me duermo en abril con embeleso.

Voy a libar al sur de la ternura
hasta que me duerma sin remedio.

Soy un dulce libertino que se pasó la vida
hurgando en la vasija del destino.



Rolando Salas Cabrera, poeta, actor, profesor de arte dramático y director teatral, ha vivido en Europa desde su exilio en 1974. Viajó primeramente a Berlín Oeste, donde permaneció durante algunos años, hasta trasladarse a España, donde actualmente reside. Sus primeros libros de poesía aparecieron en Alemania donde publicó su primer volumen; La Serpiente y los signos. Luego vendría Atardecer, en edición bilingüe, Los ríos de la noche, también bilingüe y ya en España: A la sombra del tiempo atardecido. En 2002 se reunieron sus poemas a lo largo de treinta años y publicó una Antología: La puerta de los sueños. En 2008 apareció Poemas de Abril. Sin publicar aún tiene una novela, algunas obras de teatro y un volumen de relatos. Ha viajado en varias oportunidades a Chile, donde tomamos contacto con él y sus obras. Actualmente, el Grupo Teatral Jayaya, de Maipú, ensaya su: El oscuro encanto del amor.
           

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